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Recensione: Atti del Convengo Internazionale «Clara Claris Praeclara», Assisi 20-22 novembre 2003, in Convivium Assisiense

 
 
 
Foto Uribe Fernando , Recensione: Atti del Convengo Internazionale «Clara Claris Praeclara», Assisi 20-22 novembre 2003, in Convivium Assisiense, in Antonianum, 80/4 (2005) p. 730-737 .
Sommario in spagnolo:

El auge que han tenido los estudios sobre santa Clara de Asís a partir de la segunda mitad del siglo XX se ha incrementado con una fuerza inusitada en la última década, con motivo de la celebración del octavo centenario del nacimiento de la santa en 1993. Son estudios que se han caracterizado por la progresiva asignación de una identidad propia a su fisonomía histórica y espiritual, mirada cada vez menos como la simple versión femenina del carisma de san Francisco y cada vez más como un pensamiento y una espiritualidad ciertamente con inspiración franciscana, pero con problemática y desarrollos propios, de modo especial en el ámbito historiográfico, hasta el punto que algunos ya hablan abiertamente de «la cuestión clariana».

Este auge ha encontrado un cauce justo en el Congreso internacional celebrado en la ciudad de Asís entre el 20 y el 22 de noviembre de 2003, con motivo de los 750 años de la muerte de Clara,  organizado por el Instituto Teológico de Asís en colaboración con la Escuela Superior de Estudios Medievales y Franciscanos de la Pontificia Universidad Antonianum de Roma, con adhesiones de notables instituciones, como el Instituto Franciscano de Espiritualidad de la misma Pontificia Universidad Antonianum, la Sociedad Internacional de Estudios Franciscanos y el Centro inter universitario de Estudios Franciscanos.

En el Congreso fueron presentados estudios de alto nivel científico, todos enfocados desde la perspectiva histórica, en los cuales fueron afrontados los grandes problemas de la llamada «cuestión clariana», como la autenticidad del Testamento de Clara y del Privilegium paupertatis; la autenticidad de los escritos conservados en el capítulo VI de la Regla atribuidos por Clara a Francisco; las relaciones de monasterio de S. Damián con la curia Papal, la Orden franciscana y otras instituciones; la memoria de Clara, etc. En esta reseña he preferido mirar a la luz de estos problemas las diferentes ponencias presentadas, en vez de seguir el orden que traen en el volumen de las Actas.

Uno de los problemas tratados con más amplitud fue el relacionado con la autenticidad del Testamento de Clara unido a la del Privilegium paupertatis de 1216, atribuido al Papa Inocencio III. Se trata de una cuestión que había sido planteada ya en la última década del siglo XIX y que se extendió a lo largo del pasado siglo sin ser resuelta satisfactoriamente; más aún, que se agudizó a partir de 1994 con los serios ataques de Ovidio Capitani y, sobre todo, de Werner Maleczek. Resultaba imperioso, por tanto, que en un foro autorizado como este Congreso, se dijese alguna palabra al respecto. El primero en intervenir sobre este tema fue Enrico Menestò en el contexto de su balance (quizás un tanto limitado debido a la cantidad) de los estudios clarianos aparecidos entre 1993 y 2003 (Lo stato attuale degli studi su Chiara d’Assisi). Después de haber hecho una síntesis de los principales momentos de la polémica, el estudioso se declara contrario a la autenticidad del Privilegium de Inocencio III, considerado por él como una copia falsa del documento homónimo de Gregorio IX, pero defiende la autenticidad del Testamento, acogiéndose a las hipótesis de Attilio Bartoli Langeli acerca de la datación (mediados del siglo XIII) y de la paternidad de fray León sobre el pequeño códice del monasterio de las Clarisas de Montevergine en Messina. Una intervención determinante al respecto fue el amplio estudio presentado por Leonhard Lehmann titulado La questione del Testamento di S. Chiara. Una primera parte del mismo, la más larga, fue dedicada precisamente a su autenticidad en la cual, después de pasar revista a las opiniones al respecto de los principales estudiosos durante los últimos cien años, se detiene en el análisis de la tradición manuscrita y de las opiniones de los protagonistas de la polémica durante los últimos años, entre los cuales destaca el aporte de Bartoli Langeli, en cuanto determina un cambio radical al enfoque del problema. El aporte principal de Lehmann consiste en la comparación entre el Testamento de Clara y sus cuatro cartas a Inés de Praga con la intención de hacer ver como, a pesar de la diferencia de estilo, entre estos documentos hay una cierta concordancia de vocabulario y algunos conceptos comunes lo cual, según este estudioso, sería un argumento más a favor de la paternidad clariana del Testamento. Su trabajo es completado con un estudio sobre la fecha de composición del Testamento y con su propuesta de estructura interna del texto. Una tercera intervención sobre el Testamento de Clara se encuentra en la exposición de Carlo Paolazzi (Per l’autenticità degli scritti di Francesco alle «Pauperes Domine») en la que, de forma breve pero contundente, da un certero golpe a la non felice opinión de Maleczek (cf. p. 309). Las autoras del estudio sobre La Regola di Assisi, del cual nos ocuparemos más adelante, rechazan también enfáticamente la hipótesis de Maleczeck, a la que califican de troppo superficiale e troppo poco storicamente fondata (cf. p. 149, nota 4).

Continuando con el tema de la autenticidad, el citado estudio de Paolazzi se centra de modo particular en la recientemente contestada paternidad sanfranciscana de los tres escritos dirigidos a las Señoras pobres de S. Damián: la exhortación Audite poverelle, la llamada Forma vivendi y la Ultima voluntas, estos dos últimos conservados en el capítulo VI de la Regla de santa Clara. Al primero de ellos dedica sólo el espacio necesario para despejar las dudas que todavía pudiesen quedar de las objeciones que en su momento presentó Ignazio Baldelli contra su autenticidad; por lo demás afirma que hoy parece ser un hecho adquirido la aceptación de este escrito como dictado por Francisco. La mayor parte de este trabajo es dedicado a los otros dos textos, de los cuales no hay tradición manuscrita autónoma y sobre cuya autenticidad habían manifestado su perplejidad Jacques Dalarun en 1994 y Maria Pia Alberzoni en 2002, aunque sin aducir argumentos de fondo. Aplicando un riguroso método de comparación filológica, Paolazzi analiza el contenido y la forma literaria de estos textos a la luz del lenguaje empleado por Francisco en otros de sus escritos y lo confronta con el de Clara, llegando a conclusiones según las cuales queda claro que, mientras no aparezcan otras pruebas de crítica externa, los datos filológicos demuestran que se debe dar crédito a la santa cuando afirma que Francisco «escribió para nosotras (scripsit nobis) una forma de vida»; lo mismo cuando agrega que «poco antes de su muerte de nuevo escribió para nosotras (iterum scripsit nobis) su última voluntad».

A la Forma de Vida escrita por santa Clara es dedicado un amplio estudio titulado La Regola di Chiara di Assisi: il Vangelo come forma di vita, elaborado por las clarisas Chiara Agnese Acquadro y Chiara Cristina Mondonico. Se trata de un erudito comentario, no sobre cada uno de los capítulos de la Regla en particular, sino sobre el significado global de la misma siguiendo una doble clave de lectura: por una parte la definición fundamental de la vida como «observancia del santo Evangelio» y, por otra, el enfoque de la vida como un «hacer penitencia». La primera clave es vista desde lo que significa vivir según la perfección del Evangelio, el espíritu de fraternidad, la altísima pobreza, el trabajo material y el silencio; la segunda es considerada desde la tonsura y la forma de vestir, la clausura, el ayuno y la oración litúrgica. El enfoque de este estudio es eminentemente histórico y pretende hacer ver como, en lo que las autoras denominan il capolavoro di Chiara, la abadesa de S. Damián logra plasmar con nitidez el sello de su personalidad y definir la identidad carismática de las Hermanas Pobres. Esta identidad carismática no se logró de la noche a la mañana sino que fue el fruto de un proceso histórico que se dio durante un largo período de más de cuarenta años, por lo cual las autoras lanzan la hipótesis de que el texto de la Regla debió crecer paulatinamente alrededor del primitivo núcleo de la forma vivendi, hipótesis que me alegra, pues coincide con la sostenida por mí en un artículo escrito en 2003 y publicado al año siguiente en la revista Naturaleza y Gracia: «La forma vitae sororum pauperum. Problemática en torno a la datación de la Regla de Clara de Asís».

Permaneciendo en los escritos de Clara, señalamos a continuación una de las ponencias dedicadas al estudio de sus fuentes. Se trata de un estudio en el que Luigi Padovese se ocupa de las Reminiscenze patristiche nelle Lettere di Chiara d’Assisi ad Agnese di Boemia. Aunque el tema de las fuentes patrísticas en los escritos de Clara ya había sido abordado por otros desde perspectivas diversas, aquí es enfocado de forma específica por Padovese a las cuatro grandes cartas clarianas. Su finalidad es hacer ver cómo la Abadesa de S. Damián entra en la corriente espiritual cristiana que ha tenido siempre en los Padres de la Iglesia una importante fuente de inspiración y, en algunos casos, también un camino de encuentro con la misma Escritura. Como precisa el autor, se trata de un acercamiento realizado casi siempre en forma de reminiscencia, es decir, por asociación mental espontánea de textos casi siempre leídos (al parecer alrededor de 1230 ya existía una pequeña biblioteca en S. Damián) o escuchados por ella bien sea en la liturgia o en la predicación. Son interesantes los datos aportados sobre la coincidencia lexicográfica y temática de los escritos de la santa con el Speculum virginum, anónimo de mediados del siglo XII. Las páginas finales de este trabajo son dedicadas a las referencias patrísticas presentes en cada una de las cartas, de las cuales la primera es la más rica en este sentido.

La otra ponencia dedicada a los escritos es el trabajo conjunto de Andrea Maiarelli y Pietro Messa titulado Le fonti liturgiche degli scritti di Chiara d’Assisi e il «Breviarium sanctae Clarae». El punto de partida de este estudio es la búsqueda de los diversos factores que intervinieron en la vida y la obra de Clara de Asís, entre los cuales la praxis litúrgica de la santa y sus hermanas de S. Damián ha jugado un papel preponderante. Aunque el título sugiere un análisis de las fuentes litúrgicas presentes en sus escritos, en realidad el trabajo se ocupa, en un primer momento, del rol que tuvo la liturgia en la experiencia cristiana de Clara, para lo cual hace un recuento de los pasajes más significativos de su vida que estuvieron unidos a celebraciones litúrgicas o paralitúrgicas, comenzando por la tonsura y la imposición del velo en la capillita de la Porciúncula la noche después del Domingo de Ramos de 1211/12. En un segundo momento, la ponencia hace una presentación detallada del manuscrito que contiene el llamado «Breviario de santa Clara», sobre la fecha en que fue escrito, sus principales características, su contenido y las hipótesis sobre el probable amanuense; acerca de este último todavía prevalece la opinión de S. J. van Dijk quien ya en 1949 descartaba la autoría de fray León, pero es importante la noticia del reconocimiento tardío hecho por Attilio Langeli Bartoli de la caligrafía del compañero de Francisco en la anotación que aparece en uno de sus folios (cf. p. 138). La tercera parte de este estudio se centra en las correcciones o cambios introducidos en el breviario, que denotan la nueva situación jurídica en que se encontraba el Ordo Sancti Damiani al momento en que fue escrito el breviario, es decir, no ya dependiente del obispo de Asís sino de la Santa Sede, a través de la obediencia «carismática» al ministro general, sucesor de san Francisco.

Las relaciones de Clara y S. Damián con el papado y la Orden de los Menores están en el centro de tres ponencias que presentamos brevemente. Una de ellas es la de Maria Pia Alberzoni (Chiara e san Damiano tra Ordine minoritico e Curia papale) en la que la estudiosa, quien en diversas ocasiones se había ocupado del tema, recorre las etapas más significativas de la vida de Clara desde la perspectiva de esas no siempre fáciles relaciones. También en este caso la historiadora se manifiesta buena conocedora de la documentación de la época y hace gala de su capacidad para leer entre líneas, si bien no siempre se puedan compartir sus lanzadas hipótesis. Otra estudiosa, Giovanna Casagrande, mira esas relaciones desde una perspectiva más específica: La Regola di Innocenzo IV. En este estudio la autora se refiere, en primer lugar, a los motivos que indujeron al Papa a imponer esta Regla en 1247: uno de carácter interno, tendiente a dar una identidad propia a la Orden de las Damianitas, incorporándolas a la Orden de san Francisco, y el otro de carácter externo, para evitar que fueran confundidas con el grupo contemporáneo de las sorores minores. Tres elementos justificaban la Regla frente a la precedente Forma vitae de Hugolino: a) la substitución de la Regla benedictina por la franciscana; b) los estrechos nexos que debían unir a las Damianitas con los Menores; c) el permiso de poseer bienes en común. En este caso Clara no reaccionó de manera abierta como lo había hecho frente a Gregorio IX sino que, como lo hace ver la estudiosa, presentó en su Regla las grandes líneas de una forma de vida completamente diversa de la orientación netamente jurídica que ofrecía la Regla Inocenciana. En una tercera ponencia Giulia Barone trata en particular sobre La Regola di Urbano IV, señalando en primer lugar dos antecedentes que justificarían o explicarían la imposición de esta Regla: por una parte, el hecho que las comunidades femeninas unidas a la experiencia franciscana no observaban una misma Regla, por lo cual persistía una situación confusa; por otra, las tensiones persistentes con los Hermanos Menores, quienes rechazaban el cuidado espiritual de dichas comunidades. El Pontífice se propuso tres objetivos: a) hacer que los grupos femeninos adoptasen un mismo nombre y una misma observancia, b) dar una solución flexible al problema de la asistencia espiritual, c) ofrecer un texto en el que pudiesen encontrarse con más facilidad las diversas tendencias, pues la Regla de Clara aparecía demasiado influenciada por su personalidad y su concepción de la vida religiosa. El resto del estudio se centra en la comparación entre la Regla clariana y la urbaniana desde cinco parámetros: la pobreza, la relación con los Menores, el hábito, el ayuno y la oración.

Hay otras tres ponencias que prolongan el tema de las relaciones de Clara y S. Damián, pero esta vez a un nivel más amplio, aún desde el punto de vista temporal. Una de ellas es la de Felice Accrocca, Chiara e l’Ordine franciscano, quien hace un largo recorrido de dos siglos, a través de los cuales analiza en primer lugar la presencia (rica o escasa) de la santa en las primeras fuentes hagiográficas. En un segundo momento se detiene en las contradicciones que señalaron la memoria de Clara entre frailes, monjas y la Sede Apostólica en la segunda mitad del siglo XIII, en cuyo contexto es muy significativa la resistencia ofrecida por el monasterio de Asís. A continuación el estudioso analiza la presencia de la santa en las fuentes litúrgicas y en otras que establecen el puente entre este siglo y el XIV, una de las cuales es un documento iconográfico, la famosa tabla historiada que se encuentra en la basílica de S. Clara. Luego registra el moderado interés que presentan las fuentes hagiográficas nacidas en el ámbito de los Espirituales, para detenerse por último en dos obras que marcaron la segunda mitad del siglo XIV: la Chronica XXIV generalium y el De conformitate de Bartolomé de Pisa. La segunda ponencia de este tipo es la de Jacques Dalarun, Claire d’Assise et le mouvement féminin contemporain. Después de un largo excursus inicial en el que el estudioso manifiesta sus dudas sobre las formas como se podría afrontar su tema, se decide por la comparación de la experiencia de Clara en S. Damián con los intentos de institucionalización de la vida religiosa femenina a lo largo del siglo XII y parte del XIII. Su investigación se limita, salvo dos o tres breves excepciones, al ámbito de la Francia de entonces. Por su parte Marco Bartoli coloca su investigación en la Italia del siglo XIII desde la perspectiva política, como lo expresa el título de su trabajo: Chiara e le altre. Il ruolo pubblico delle donne sante nell’Italia del XIII secolo. Su hipótesis de trabajo es que, en medio de su vida escondida y silenciosa, las mujeres que como Clara habían abandonado el mundo, eran conscientes de representar un elemento importante en la articulación de la vida social. Los parámetros a través de los cuales sustenta su hipótesis son los siguientes: la profecía, los gestos proféticos, la oración, las acciones concretas de paz y los milagros.

En el estudio titulado La tradizione manoscritta delle Legende di santa Chiara di Assisi, Giovanni Boccali ofrece una parte de la cosecha de su dedicación a las fuentes clarianas  por más de treinta años. Aunque en algunos de sus trabajos precedentes el autor ya había presentado la lista de los 59 códices controlados por él para la edición que él llama «testo restaurato» de la Legenda sanctae Clarae virginis, en este caso nos ofrece una lista clasificada según la naturaleza de las fuentes, su contenido y la lengua en que aparecen. No obstante ser una lista larga, el estudioso advierte que todavía no es definitiva.

La dos últimas ponencias están dedicadas a la memoria de santa Clara. En la primera de ellas, La memoria di Chiara d’Assisi, Stefano Brufani enfoca el tema dando preferencia a la memoria que tuvo la santa de sí misma, aunque aceptando las interferencias que presentan los autores de las Leyendas hagiográficas. Para su trabajo el estudioso selecciona las fuentes escritas alrededor de los momentos cruciales de la vida de Clara y sus hermanas de S. Damián. El primer momento corresponde a la crisis entre los años 1228-1230 con el Papa Gregorio IX, analizada desde las dos referencias traídas por Tomás de Celano en la Vita sancti Francisci (1Celano). El segundo es la difícil situación que se presentó entre 1247 y 1250 con motivo de la promulgación de la Regla de Inocencio IV y a la luz de este hecho son mirados los dos cortos escritos de Francisco conservados por Clara en el capítulo VI de su Forma vitae. El tercero corresponde al último año de vida de la santa, quien acude a su Testamento como a un último recurso para salvar la fidelidad a Francisco, en vista de que no obtenía la aprobación pontificia de su Regla. La otra ponencia sobre la memoria tiene un ámbito muy preciso como lo dice su título: Il recupero della memoria di Chiara nell’osservanza. Se trata de un tema de gran amplitud tanto por el tiempo que abarca como por abundante bibliografía producida en los últimos años, lo cual motivó a Alfonso Marini a reducirse a dos parámetros precisos. El primero es el de los frailes de la Observancia, entre los cuales escogió los sermones de Bernardino de Siena y de Juan de Capistrano, al igual que el Libro delle degnità et excellentie del ordine della seraphica madre delle povere donne sancta Chiara da Asisi, escrito a comienzos del siglo XVI por Mariano da Firenze. El segundo parámetro es el de la memoria de Clara entre las religiosas, a) a través de las reformas propiciadas por ellas y b) de la actitud hacia ellas de los frailes de la Observancia. El trabajo de Marini es bastante sintético, reduciéndose a algunas noticias sumarias y a pocas observaciones de fondo; quizás por esto sus conclusiones son poco alentadoras, pues dice que la recuperación de la memoria de Clara en la Observancia se presenta ambiguo de parte de los frailes y ambivalente de parte de las mujeres religiosas.

No cabe duda de que la cantidad y la calidad de los trabajos presentados en este volumen, a pesar de los límites que puedan tener, harán de él durante los años siguientes un punto obligado de referencia para los estudios sobre Clara de Asís. Entre los límites me permito señalar tres como los más importantes: a) el haber reducido el campo de la investigación al ámbito italiano, a excepción de la sintética apertura a la Francia de los siglos XII y XIII ofrecida por el trabajo de Dalarun quien, por otra parte, junto con Leonhard Lehmann, fueron los únicos que salvaron la «internacionalidad» de los expositores del Congreso; b) el haber reducido a una sola ponencia un tema tan vasto como el de la memoria de Clara en el movimiento de la Observancia, obligando a su ponente a buscar difíciles soluciones metodológicas y, en consecuencia, a sacar conclusiones pobres; c) las repeticiones y las contradicciones, a veces inevitables en un trabajo de esta naturaleza. Con relación a estas últimas limitaciones, es de desear que el tiempo se encargue de decantar las varias incoherencias existentes y de poner en su justo lugar algunas hipótesis sesgadas, resultado muchas veces de determinadas opciones metodológicas o de ciertas modas interpretativas. Por otro lado, las contradicciones son un buen indicio de que, si bien se ha hecho luz sobre muchos aspectos del fenómeno clariano, la «cuestión» no ha sido aún totalmente resuelta y que queda todavía mucho camino por hacer.



 
 
 
 
 
 
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