Uribe Fernando ,
Recensione: EDITH VAN DEN GOORBERGH, OSC THEODORE ZWEERMAN, OFM. Respectfully Yours: Signed and Sealed, Francis of Assisi. Aspects of His Authorship and Focuses of His Spirituality,
in
Antonianum, 78/1 (2003) p. 184-187
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Sommario in spagnolo:
Esta obra, publicada originalmente en lengua holandesa (Was getekend: Franciscus van Assisi: aspecten van zijn schrijverschap en brandpunten van zijn spiritualiteit, Ed. Van Gorcum & Comp. B.V., Postbus 43,9400 AA Assen, 1998), es el resultado de una reflexión llevada a cabo con esmero durante nueve años por sus autores. Con la intención de ofrecer una visión diferente de la que con frecuencia se ha presentado de Francisco como un poeta o un romántico, en especial a partir de algunos documentos tardíos, los autores prefieren acudir a sus escritos, como fuentes primarias que son para conocer su pensamiento y sus opciones fundamentales; de esta manera quieren ofrecer una nueva contribución a las muchas que se han venido haciendo desde esta perspectiva durante los últimos años en el estudio de la espiritualidad del Pobrecillo. Como lo expresa con claridad el subtítulo (también el de la edición holandesa), su finalidad no es hacer un tratado sobre la espiritualidad franciscana sino señalar los que, a su juicio, son los aspectos focales de su experiencia de Dios y de su peculiar visión de la vida. Pero al lado de esta finalidad genérica, hay otra no menos importante expresada también en el subtítulo, o sea poner en evidencia las condiciones de Francisco como escritor; es ésta quizás la contribución más original de este libro.
Para poner mejor en evidencia los pasos progresivos del itinerario espiritual de Francisco, los autores prefirieron hacer una selección de aquellos escritos que, según su criterio, ofrecían los datos más significativos. El método seguido en el análisis de los textos trata ante todo de establecer la estructura literaria de cada uno de ellos a partir de su contenido, después de lo cual son confrontados con sus eventuales fuentes, en especial las bíblicas y las litúrgicas, analizadas también desde su estructura. El método se inspira en el que se suele emplear para la exégesis bíblica y su finalidad es hallar los modelos literarios que guiaron al Santo, tanto los bíblicos como los litúrgicos y los de la literatura contemporánea.
La obra consta de nueve capítulos divididos en dos Partes. La primera trata sobre la espiritualidad bíblica de Francisco a partir de sus escritos y comprende los cinco primeros capítulos. Tomando como referente principal los datos fundamentales que ofrece el Testamento sobre su vocación y conversión, el cap. 1 presenta las ideas fuerza de su mensaje a partir del modelo de exhortación que aparece en la Regla no bulada (XXI) y en el Cántico de las criaturas, con su complemento la Exhortación cantada “Audite poverelle”. El cap. 2 se centra en el llamado “sermón de la montaña” de Francisco, sus Admoniciones, de las cuales ofrece una presentación general, destacando los temas neurálgicos en ellas contenidos. A dos de ellas (la 2 y la 18) es dedicado el cap. 3 en el que, con un interesante análisis de los verbos “sustinere” y “reddere”, se enfatizan las actitudes básicas de quien se convierte a Cristo. El cap. 4 es dedicado por completo al Saludo a las Virtudes, calificado como un poema didáctico sobre el arte de vivir. En el cap. 5 se analiza la parte central de la Regla bulada, insistiendo sobre el tema de la pobreza en fraternidad como forma de hacer el itinerario espiritual.
La segunda Parte trata sobre la conciencia que Francisco tenía acerca del misterio de Dios y, por lo mismo, los temas están más relacionados con su experiencia mística. De ella forman parte los cuatro últimos capítulos, de los cuales el cap. 6 se ocupa de lo ocurrido en el monte Alvernia, para lo cual ofrece un primer estudio detallado de la Chartula de Asís. El cap. 7 vuelve sobre las Admoniciones, esta vez para presentar el poema que se encuentra en la Admonición 27. El cap. 8 retorna a la visión del monte Alvernia para analizarla desde distintos puntos de vista, entre los cuales, el estudio de algunos escritos cortos del Santo. El cap. 9 es de carácter conclusivo, en cuanto retoma los temas precedentes en sus grandes líneas y trata de integrarlas en la experiencia de la muerte que tuvo Francisco; este capítulo abre también algunas perspectivas de reflexión aplicables a los tiempos actuales.
Además de los nueve capítulos centrales, la obra consta de una Introducción general y un Prefacio para la edición inglesa en el que se repiten algunos temas de la Introducción. Al final aparece un corto Epílogo sobre los desafíos que plantea el nuevo milenio (la edición original fue publicada en 1998) y un Apéndice sobre el simbolismo de los números. La Bibliografía general está dividida en cuatro secciones: las fuentes, los subsidios, los estudios de carácter franciscano y la restante literatura usada en la obra; la sección franciscana contiene los trabajos más importantes sobre los temas tratados aunque, obviamente, en su gran mayoría son mencionados los del área anglo-sajona. Al final del volumen aparecen también dos índices: el onomástico y el analítico.
De este trabajo merece destacarse, en primer lugar, el que haya sido elaborado conjuntamente por una hermana Clarisa y un hermano Menor. Este dato es interesante no sólo por lo que significa el hecho, hasta ahora poco frecuente, de que dos miembros de las Ordenes primera y segunda se hayan sentado a trabajar juntos a este nivel, sino también por lo que significa el aporte de las dos psicologías y de los matices complementarios de las dos espiritualidades de que son herederos. Aunque los autores no declaran de cuáles aspectos de la obra es responsable cada uno ni es fácil detectarlo a simple vista para quienes no los conocemos, es evidente que la investigación en su conjunto se ha lucrado de esta mutua colaboración. Hace poco (año 2000) los mismo autores han publicado juntos un volumen sobre la espiritualidad de santa Clara a partir de sus cartas a santa Inés de Praga.
Otro mérito de este trabajo es su claridad, tanto en el método seguido como en la exposición. El planteamiento de los temas al comienzo de cada capítulo, los énfasis oportunos, así como el frecuente recurso a los esquemas y a las síntesis, hacen que el libro sea accesible a un gran público sin perder por ello su rigor científico. Por otro lado, los autores se manifiestan suficientemente informados sobre los grandes problemas de los temas tratados y lo demuestran aportando en las notas las referencias a los estudios más representativos sobre cada tema.
La cuidadosa investigación llevada a cabo en este volumen pone en evidencia que Francisco compuso varios textos de sus escritos con mucho esmero y lleva a concluir sin dificultad que estuvo dotado de una gran sabiduría que supo transmitir con acierto a los demás. A la luz de los análisis hechos, se descubre que al menos algunos de sus escritos fueron elaborados con gran diligencia, con lo cual se confirman las conclusiones a las que han llegado varios estudiosos, sobre todo en las dos últimas décadas. Son conclusiones que llevan a darle un significado diverso, al menos no literal, a los términos simplex e ydiota con que se auto-califica en su Testamento. De todas maneras, tales conclusiones no se deben llevar hasta el extremo de hacer creer que, mientras el Santo dictaba sus escritos, se entretenía en la creación de complicadas estructuras. En efecto, es difícil suponer al Pobrecillo ocupado en la tarea de construir un sofisticado plano basilical cuando dicta sus Admoniciones, cuyo origen literario es de suyo tan complicado, o haciendo acrobacias mentales para crear cristogramas manierísticos, o rindiéndole tributo a la numerología a través de cálculos minuciosos; frente a tales verificaciones se tiene la impresión de que son fruto más de la habilidad de sus intérpretes que de la intención del escritor. Creo que no es necesario llegar a estos extremos para demostrar la sabiduría del Pobrecillo. Más aún, su pensamiento y su experiencia de Dios aparecerán mucho más nítidos y lineales si para estudiarlo nos redujésemos a los análisis sólidos y esenciales de sus escritos, como son los que se hacen casi siempre en la primera parte de los capítulos de este libro, precisamente los que a la hora de la verdad lo hacen válido y recomendable.
Hay en esta obra algunas afirmaciones usadas como si fuesen verdades adquiridas y aceptadas por todos, como por ejemplo, la existencia de una “Escuela franciscana” (p. 9) o la afirmación, sin ninguna clase de salvedad, de que Francisco era un laico (p. 23); son presupuestos que bien habrían merecido una nota aclaratoria o, al menos, algún matiz redaccional. De todas maneras, son aspectos periféricos con relación al tema central de este trabajo que no alcanzan a restarle valor. Por lo mismo, se puede decir que en su sustancia este estudio contribuye en gran manera a dar una visión sólida de la espiritualidad del Pobrecillo.
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