Oviedo Lluis ,
Recensione: LESTER R. KURTZ, Le religioni nellera della globalizzazione ,
in
Antonianum, 76/2 (2001) p. 350-352
.
Summary in Spanish:
Las tendencias a la globalización afectan a numerosas esferas de la existencia personal y social en casi todos los ángulos del mundo, seguramente a causa de la extensión y alcance de los medios de comunicación y la profusión de redes que ligan la economía, la cultura y los intereses políticos. Es obvio que en este contexto las creencias y tradiciones religiosas no pueden dejar de sentirse afectadas por tales tendencias y por la intensidad del intercambio informativo. No es fácil sin embargo calibrar los efectos concretos – positivos o negativos – de la situación que se vislumbra, ni establecer las estrategias más adecuadas para afrontar los nuevos desafíos. Seguramente convendrá replantear la actitud de las iglesias en estos tiempos de fuerte interdependencia y concurrencia.
La editorial Il Mulino ha decidido traducir esta obra de Lester Kurtz porque presenta un buen balance de las religiones del mundo en el nuevo contexto, y de la teoría social que trata de comprenderlas. Otro elemento de interés es sin duda que el autor se confiesa cristiano practicante, lo que da a su visión un tono de “observación participante”.
La obra se presenta como un ensayo de alta divulgación y una síntesis del panorama que ofrece el estudio sociológico de la religión en la actualidad. La convicción de fondo que guía el estudio es que las religiones determinan en buena medida la orientación de los procesos sociales y políticos en curso, y que pueden contribuir a comprender mejor los nuevos problemas asociados a la globalización y a resolver algunos de los conflictos que se asocian a dicho proceso (15).
El autor expone al inicio un balance del estado actual de nuestros conocimientos sobre el fenómeno religioso en su dimensión social, a partir de un recorrido que incluye a los clásicos o “padres de la sociología”, y desemboca en las nuevas propuestas o “métodos”. Es de gran interés la presentación, sirviéndose de “metáforas”, de los principales modelos de comprensión sociológica de la religión: como una “bóveda sagrada” (Berger); como un “mercado” en el que compiten distintas ofertas; o bien a partir de la noción weberiana de las “afinidades electivas”, que vinculan poblaciones o grupos sociales y formas religiosas. La religión es también entendida, por último, a la luz de cuatro “desarrollos contemporáneos”: el que recoge la tradición “subjetiva”, el “antropológico-estructural”, el “dramatúrgico” y el “institucional”. El autor desea combinar esas cuatro aproximaciones en su propio análisis (33).
El estudio social de lo religioso incluye necesariamente las tres dimensiones que ya son clásicas: sus características sociales, el sistema de creencias, ritos e instituciones, y el ethos que promueven. La globalización incide seguramente en tal comprensión, lo que exige tener en cuenta tres elementos: el impacto de la nueva cultura y la ciencia; las reacciones religiosas a la modernización (fundamentalismo, por ejemplo); y la contingencia de la respuesta religiosa a la nueva situación, que puede oscilar entre la pacificación y el incremento de la conflictualidad. Kurtz desarrolla a lo largo del libro el programa así propuesto.
En primer lugar presenta un análisis general en el que se repasa la situación de las cinco grandes tradiciones religiosas; sigue un estudio de la evolución del sistema de creencias, rituales e instituciones; y un planteamiento de la identidad y moralidad que derivan de esas tradiciones.
Posteriormente, en lo que puede considerarse una segunda parte, se toma en consideración el hecho del “modernismo”, o mejor “modernización”, y su influencia en las formas religiosas. Es interesante la exposición de los efectos de dicho proceso y su concisa reconstrucción histórica: el paso a una religión más cosmopolita, el incremento de la diversidad interna y de la diferenciación, la secularización y la privatización religiosa.
También es relevante el análisis que ofrece el libro de las modalidades de reacción al “multiculturalismo” característico de la mayor parte del mundo; destaca: el advenimiento de “teologías de protesta” de tono tradicionalista; el retorno del interés religioso en amplias áreas de población; las teologías de la liberación, como síntoma de un cambio profundo de mentalidad y de relación entre religión y sociedad; la alianza entre religión civil y nacionalismo, un tema bastante discutido; la emergencia de nuevas formas religiosas o movimientos alternativos, cultos y sectas, que incluye tanto a los “externos” como los “internos” a las grandes confesiones (carismáticos, evangelistas…).
Por último merece atención el análisis de los conflictos sociales vinculados a factores religiosos, especialmente la cuestión de la violencia y la no-violencia religiosa, así como la reflexión en torno a la influencia religiosa en la causa feminista, en la defensa del medio ambiente y en la creación de un espíritu de tolerancia.
Como puede comprobarse, se trata de una mirada demasiado amplia y sintética sobre una amplitud de temas que seguramente requieren un tratamiento mucho más matizado y pormenorizado. Sin embargo, el autor logra reunir la mayor parte de las cuestiones o temas objeto de debate hoy en las complejas y difíciles relaciones que atraviesan lo religioso y las sociedades emergentes. Quizás los énfasis denotan una cierta orientación ideológica, que no será compartida por todos; otros de hecho preferirían seguramente plantear esas relaciones desde una clave más crítica respecto de algunos de los procesos de modernización en curso, y no desde la óptica de las aportaciones de la religión a las sociedades de hoy y a sus crisis. La tesis del autor en torno al papel fundamental de la religión en la configuración del mundo actual es absolutamente asumible, pero no si implica una cierta “dependencia” respecto de las exigencias sociales. Quizás ese sea el límite de la “forma de observación sociológica”, lo que de todos modos no impide una lectura teológica útil de la misma. La tarea interdisciplinar que emplaza de forma especial al teólogo fundamental se sirve de este y otros ensayos similares para comprender y situar mejor las relaciones difíciles entre fe y sociedad.
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