Oviedo Lluis ,
Recensione: Walter Kerber (Hrsg.), Religión: Grundlage oder Hindernis des Friedens? ,
in
Antonianum, 72/4 (1997) p. 706-707
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Sommario in spagnolo:
El tema «religión y sociedad» acapara en los últimos años la atención editorial con varios centros de interés: el pluralismo religioso, las nuevas religiones, los fanatismos... El libro que presentamos plantea uno de los problemas que afectan de forma más sensible al conocimiento actual del fenómeno religioso: ¿son las religiones capaces de generar la paz o constituyen más bien un obstáculo para la misma? Cuatro conocidos estudiosos del mundo de las religiones afrontaron dicho problema en un «simposio» que tuvo lugar en la Jesuitenhochschule für Philosophie de Munich en 1993; el libro recoge tanto las ponencias de cada uno de ellos como la posterior discusión en torno a la misma.
Carl-Albert Keller interviene con una conferencia bajo el título: «Religión: ¿causa de tolerancia o de intolerancia?» El autor repasa en ocho contextos religiosos una estructura común: un primer componente se refiere a la experiencia de gra-tuidad, de lo indisponible y misterioso de lo divino que se revela; y un segundo elemento de carácter normativo que implica regulación y generalmente exclusión de otras posibles vías hacia lo absoluto. El diagnóstico del prof. Keller es más bien pesimista: en las formas actuales que asumen las religiones parece imposible la tolerancia o la renuncia al principio de exclusividad. Si las religiones quieren contribuir a la paz, deberán emprender un proceso singular que conduzca a la relativización de sus «dogmas y leyes» (35), para centrarse más en la vivencia de la «realidad última», lo que el autor reconoce como una «utopía» llena de consecuencias que resta aún lejana (37 s.).
Clemens Kerber se refiere a un caso de estudio en su artículo: «Coexistencia y conflicto entre comunidades religiosas en India. El ejemplo Ayodhya». Con abundante documentación el autor repasa la situación en la región india en la que se encuentra el templo de Ayodhya, escenario de choques interreligiosos, así como las tensiones surgidas entre grupos hindúes, sikhs y musulmanes, concluyendo con una exposición sobre la relevancia política de tales conflictos y sobre la posibilidad de superar en el plano político y de la identidad nacional las diferencias religiosas.
Thomas Meyer aporta su visión particular bajo el título: «Fundamentalismo y universalismo en religión y política». Se trata de una aplicación del paradigma de la racionalidad comunicativa o deliberativa al problema del fundamentalismo (que también asume formas seculares, 174), y que el autor identifica como una resistencia a participar en dicho esquema de maduración racional de las decisiones que atañen al bien común. Meyer concibe la «religión modernizada» como un tipo ideal que separa, en base a la distinción moderna entre «verdad» y «certeza», el acto de fe de carácter reflexivo y las derivaciones de carácter práctico, que están sujetas a otros muchos condicionamientos en un mundo abierto (175). Esta forma de religión se percibe en la diferenciación de algunas religiones que se adaptan más a la modernidad, superando paradigmas históricos anteriores, actuando una apertura que consiente el diálogo.
Hans Waldenfells titula su conferencia: «El sentido salvífico de las religiones no-cristianas según la comprensión cristiana de la fe». El autor afronta un tema difícil en el centro de profundos debates; su posición puede resumirse en estos términos: a partir de una diferenciación del concepto de «salvación», que distingue entre «autosalvación» y «teosalvación», la paz aparece implicada como objetivo necesario en la soteriología religiosa, cuando ésta se entiende en un sentido de indisponible don de Dios que lleva a la solidaridad y a la superación de todo egoísmo (229). Las religiones generan paz si la salvación es vivida en esa clave.
La obra tiene el mérito de ir más allá de una introducción a los debates en curso. Algunas de las hipótesis de superación de la aporía de las religiones, que en lugar de ser fermento de paz son causa de violencia, suponen un paso hacia adelante en el esfuerzo por tematizar mejor la cuestión de las tensiones interreligiosas. Sin embargo el recensor echa de menos la presencia de algún autor en la línea más «exclusivista», que pudiera aportar también sus argumentos y enriquecer de este modo la discusión. Por otro lado se detectan algunos detalles en algunos de los ponentes que invitan a proseguir el diálogo de forma crítica. Por ejemplo, cuando C.A. Keller pone en el mismo nivel la ley cristiana del amor y las normas de expansión belicista del Islam (27). O bien respecto del uso que hace Th. Meyer del paradigma haber-masiano de la praxis deliberativa aplicada a las religiones, lo que el mismo Haber-mas ha dudado, por cuanto las religiones no pueden suspender sus pretensiones de absoluto de cara a una discusión racional. O también pueden ser objeto de discusión las sugerencias de H. Waldenfells, cuya teoría soteriológica choca con la diversidad de concepciones de la salvación en las religiones, lo que hace desplazar el problema del pluralismo religioso al pluralismo soteriológico.
El debate sigue abierto, y estas contribuciones avivan todavía más la necesidad de proseguir la investigación, a no ser que en torno a la cuestión de las religiones y el tema de la exclusividad-inclusividad se haya llegado ya a una cierta saturación que obliga más bien a tomar posiciones, ciertamente no en un sentido belicoso.
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