Larranaga Tomas ,
Recensione: Gonzalo Flórez, Penitencia y Unción de Enfermos,
in
Antonianum, 71/1 (1996) p. 134-135
.
Sommario in spagnolo:
Como bien indica el título, la obra trata de dos Sacramentos que la tradición de la Iglesia ha considerado siempre en una relación particular con el pecado, en cuanto ambos Sacramentos han sido vistos como remedios sobrenaturales para liberarnos de él y de sus efectos. En realidad, aquí predomina abundantemente el tratado sobre la Penitencia o Reconciliación, ya que al de la Unción de Enfermos se dedican apenas 60 páginas; proporción que, por otra parte, no es de extrañar, dado que, de los dos Sacamentos, el primero cuenta mucho más en la orientación normal de la vida cristiana y, por supuesto, ofrece mucho más material en todos los órdenes: bíblico, histórico, dogmático, moral, litúrgico y hasta cultural y literario. En la misma crisis que actualmente compromete la prática ordinaria de ambos Sacramentos en nuestra sociedad, es obvio que preocupe mucho más la parte que afecta a la Penitencia.
El volumen forma parte de una serie de manuales para el estudio sistemático de la teología. Por tanto no pretende tanto realizar una investigación personal, sino recoger en forma sistemática el estado actual de los estudios teológicos con respecto al tema y ofrecerlos en la forma más clara y precisa para que los lectores puedan orientarse bien en su estudio con abundante acopio de materiales útiles para ello, y por supuesto con una oportuna información bibliográfica. De hecho este volumen constituye en sí mismo una mina de interesantes aportaciones para el estudio « aggiornado » de estos dos Sacramentos; y proporciona abundantes indicaciones sobre la bibliografía actualmente disponible tanto en español como en otras lenguas: en efecto, además de contar con una bibliografía general al principio (pp. XVII-XXIV), abunda en sumarios bibliográficos por temas y en notas al pie de página.
Es normal que toda la obra se desarrolle en el contexto de la renovación teológica, litúrgica y pastoral de nuestro tiempo. Personalmente, después de repasar toda la obra, quedo con una cierta impresión de que ciertamente la parte histórica viene siempre tratada con mucha amplitud, sin que después corresponda tanto, en proporción, la problemática actual como hoy es sentida y sufrida con fuerza precisamente respecto a estos dos Sacramentos. Como el autor mismo reconoce, existen ya « múltiples análisis sobre la llamada "crisis" del sacramento de la penitencia » (p. 4); me hubiera parecido oportuno que hubiese profundizado en ella, más de lo que muy sumariamente hace (cf pp. 3-5 y 235-238), puesto que hasta ahora sigue persistiendo tenazmente la crisis de la confesión en la mayor parte de los ambientes cristianos no obstante los esfuerzos que la Iglesia está realizando por superarla. Hasta puede preguntarse si acaso no habrá que reconocer un nuevo « sensus fidelium » que necesita y busca nuevas formas que sean más acordes con la conciencia comunitaria de hoy, un poco a la inversa de lo que sucedió desde el siglo VI en favor de la forma « privada » de la confesión. Obviamente se trataría de una responsabilidad de la Iglesia, conforme a un sentido que ya en tiempos del Concilio de Trento se daba al « derecho divino » respecto a la forma actual de la confesión personalizada (cf pp. 192s. y 197-204). Una nueva sensibilidad moral y religiosa, además que social, puede estar requiriendo una renovación más radical de la forma actual, que es la que los últimos siglos nos han transmitido (providencialmente, desde luego, para las necesidades del proprio tiempo!). Como bien dice el autor, aunque en un contexto más general de su obra, la verdad y la eficacia de este grande sacramento « exigen un esfuerzo constante de la Iglesia y de todos sus miembros por encarnar en la vida y en la realidad histórica del hombre el espíritu del Evangelio » (p. 23; los subrayados son míos). No debería extrañar demasiado el hecho de ciertas resistencias eclesiales del momento; la historia de este sacramento nos recuerda que las hubo también en el pasado, y precisamente para la aceptación de la forma que luego llegó a imponerse como única normal, como fue la famosa protesta del famoso Concilio III de Toledo en el año 589 contra la confesión privada (en su modalidad « tarifada », entonces) que estaba difundiéndose en Europa (cf pp. 109 y 125s).
La Unción de los Enfermos sigue siendo la cenicienta entre los Sacramentos (cf p. 313). A su vez este Sacramento puede tener necesidad de ser enfocado dentro de un contexto más amplio, p.ej. en orden a la visión específicamente cristiana de la caducidad humana en este mundo, como se manifiesta en la enfermedad, en el envejecimiento y, en definitiva, en la perspectiva inevitable de la muerte.
En todo caso, la obra ofrece una base muy segura para ulteriores estudios y profundizaciones; y se lee con facilidad, por su estilo claro y sencillo.
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