Manzano Isidoro ,
Recensione: Obras completas del Pseudo Dionisio Areopagita (Ed. preparada por Teodoro H. Martin; Madrid BAC 1990).,
in
Antonianum, 68/2-3 (1993) p. 411
.
Sommario in spagnolo:
Se trata de una traducción de las obras completas del Pseudo Dionisio al español. Y esto es lo que hace la novedad: que sean las obras «completas», ya que traducciones parciales se hicieron bastantes en España, como, por lo demás, muestra el «curator» de ésta en la introducción. Examinemos ésta.
El autor de ella, T.H. Martin, conoce muy bien el estado en que se encuentra la cuestión o cuestiones en torno al Pseudo Dionisio, los avatares de las circunstancias históricas, la enorme influencia que el Areopagita ejeció en la espiritualidad cristiana etc. y todo ello nos raseña el autor de un modo suficiente y en lenguaje asequible, no sin indicarlos puntos controvertidos. La introducción es ejemplar. La introducción se cierra con una bibliografía extensa, útil para el que quiera introducirse en ulteriores disquisiciones. La obra está bien presentada, como nos tiene acostumbrados la BAC.
Notemos, sin embargo, algunas cosas que deberían corregirse y que atañen a temas más o menos insustanciales y periféricos. Me refiero a la bibliografía. Se comienza por España (p. 96). Y mi punto de vista es que no se comprende cómo, después de señalar la edición de la BCC de 1892, se introducen autores que han escrito sobre el Areopagita, para continuar con otras traducciones, la de J. Soler etc. Hubiera sido mejor poner esas traducciones en el apartado C, señalando simplemente que no son traducciones griegas ni latinas. Después, el códice segundo de la BN es una traducción al español, si bien se conserve en forma de manuscrito. A propósito,¿ porqué se escribe «el Monasterio del Escorial etc.» (p. 98) con molde diverso de «la Biblioteca Nacional etc»? Porque, tanto el uno como la otra conservan «manuscritos». Pero aún más desmejorada queda la «Biblioteca Univesitaria de Salamanca» que aparece en la p. 99 al final de «hay también...». La confección de las bibliografías tiene sus normas y si uno no se atiene a ellas resulta todo muy confuso. Por lo demás, lamentar que no se nos haya dado el texto griego como otrora aconteciera con los textos bilingües de los Padres Apostólicos, por ejemplo.
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