Oviedo Lluis ,
Recensione: A. Alessi, Filosofía della religione ,
in
Antonianum, 67/2-3 (1992) p. 445-447
.
Sommario in spagnolo:
La filosofía de la religión es una de las disciplinas filosóficas más discutidas y de estatuto más crítico. La misma existencia de la misma es un problema no sólo epistemológico y una puesta a prueba de las orientaciones de base de cualquier sistema filosófico (cf. M.M. Olivetti: «Filosofía della religione come problema storico»). La empresa de A. Alessi de organizar en un formato manualístico la teoría filosófica de la religión, no deja de ser audaz y debe ser reconocida por el indudable mérito de acercar al público datos y reflexiones muy útiles de cara a una rflejor comprensión del hecho religioso.
«Filosofía de la religión» no obstante no es un ensayo de tipo crítico que se confronte con las principales cuestiones de la disciplina, ni tampoco un intento de reflexión pura o especulativa, capaz de pensar lo religioso en conexión con los movimientos del espíritu moderno. El autor nos ofrece más bien una exposición de carácter fenomenológico sobre el hecho religioso, sus realizaciones históricas, elencando las formas de contestación que ha registrado, y pasando revista a los distintos componentes de la experiencia religiosa.
El libro está organizado en 7 capítulos, con una larga introducción y una conclusión:
La introducción plantea la justificación del intento de observación teórica del hecho religioso, que a pesar de sus crisis continúa reivindicando su relevancia. También se ofrecen en esta introducción las orientaciones metodológicas de la obra.
El capítulo I ofrece una visión histórica y tipológica de la variedad del fenómeno religioso, con pertinentes descripciones sobre sus manifestaciones más primitivas y más ajenas al ámbito occidental.
El capítulo II recoge las distintas contestaciones teóricas al hecho religioso, desde la perspectiva de los «reduccionismos». Se trata de una magnífica organización de las tensiones entre fe y modernidad, con sus radicalizaciones y ambigüedades.
Los capítulos III al VI son un análisis fenomenológico de la religión «en sus dimensiones constitutivas fundamentales»: lo sagrado, la divinidad personal, la subjetividad religiosa, los modos de expresión de la experiencia religiosa... Es de destacar lo exhaustivo de la descripción, que por la abundancia de material y por la claridad de la exposición, resulta un material de carácter imprescindible de cara al conocimiento y profundización de la experiencia religiosa. Me parecen especialmente óptimas las observaciones sobre la ambigüedad y peligros de lo sagrado (pp. 177-196), muy oportunas de cara a clarificar una problemática presente en todo discernimiento de lo religioso.
El capítulo VII presenta un intento de definición de la religión, de carácter normativo y discriminatorio. Religión sería para el autor: «recta ordinatio homi-nis ad Deum» (p.288), una definición que se quiere unívoca y capaz de univocar el difícil paisaje de lo religioso.
La conclusión recoge los resultados del itinerario cumplido y explícita las orientaciones latentes en la obra. Por una parte se destaca la necesidad de una prolongación metafísica del estudio, por otra se reivindica el carácter soterioló-gico y experiencial de la religión. Por fin, el autor muestra el carácter existencial de la religión y de la cuestión de su verdad, que deja abierto y planteado el problema axiológico, con sus preguntas, las soluciones erradas y las pistas para una profundización. Es importante resaltar el espíritu ecuménico con que concluye la obra: «Da tutti si puó imparare. Con tutti si puó intraprendere un comune itinerario di conversione che conducendo sui sentieri di una comprensione piú piena della veritá apra l'umanitá a nuovi ideali di.comunione e fratellanza» (p. 311).
El libro que comentamos da pie, a pesar de su estructura manualística, a más de un debate sobre el tema tratado, sobre todo a partir de los resultados más propíamente teoréticos de los últimos capítulos. Aunque esa profundización no era la intención del autor, que más bien aplaza esas cuestiones, cabría todavía preguntarse por temas tan importantes para la filosofía de la religión como son: el problema de la teodicea, el argumento ontológico, las nuevas pruebas cosmológicas sobre la existencia de Dios, las siempre discutidas cuestiones escatológicas, los problemas asociados a la secularización y el debate sobre la postsecularización, y como no, las cuestiones apenas planteadas en torno al dialogo entre religiones. Se requeriría entonces seguramente otro libro de semejantes proporciones.
Es necesario recordar el mérito de un análisis fenomenológico de gran envergadura, y de grandes posibilidades de aplicación práctica. Pero también hay que tener presentes las dificultades a la hora de proceder a una caracterización de lo religioso que descuida la misma problematicidad actual del concepto de «religión» como idea inclusiva de toda forma de creencia (cf. F.X. Kaufmann: «Religión und Modernitát», Tübingen, 1989).
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