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Recensione: Casas García, Cristo al encuentro del hombre. Hacia una espiritualidad cristiano-evangélica

Aunque los creyentes hablemos muchas veces de nuestros encuentros n Cristo (y también el autor de esta obra comienza hablando así, casi contradiciéndose con su propio título), en realidad es Cristo que viene al encuentro del hombre, para levantarlo de su situación caduca y llevarlo a la salvación.

Victoriano Casas, franciscano, profesor aun joven de Sagrada Escri­tura en Madrid, ha sabido aprovechar bien su vasta y profunda formación bíblica para presentarnos una espiritualidad auténticamente cristiano-evangélica. Con una sensibilidad muy moderna, que le hace atento a los problemas del hombre y de la sociedad de hoy, recaba respuestas válidas desde la palabra de Dios en la Escritura: explotando hábilmente los textos del N.T., pero con frecuente recurso también al A.T.

Su estilo es claro e incisivo, y se hace leer con interés. Algunos errores materiales de impresión son fáciles de advertirse (curiosamente en un corto espacio, p. 32-33, aparece tres veces equivocadamente Mt 15 por Mt 5).

Las páginas están impresas en forma muy densa; por lo que en un volumen relativamente reducido ofrece una enorme abundancia de ma­terial bíblico sobre cuestiones espirituales de actualidad. La obra se desarrolla con una serie de 20 números (como de breves capítulos), adecuadamente subtitulados. No es fácil advertir la lógica interna que se haya seguido en la ordenación de los temas, pues no aparece clara. Personalmente he llegado a esta síntesis, que a continuación presento para así insinuar sumariamente los temas que en el libro se exponen. Supuesta una actitud acogedora por parte del hombre, se nos presenta como respuesta a nuestros problemas de fondo el Cristo del Evangelio, dotado de autoridad, pero pobre en su vida; él nos ofrece la auténtica solución para satisfacer nuestras necesidades fundamentales. Pero con tal de que, liberándonos de toda idolatría ante los bienes terrenos, pro­cedamos por el verdadero camino de la paz con actitudes de conversión, de fe y obediencia, de esperanza total en Dios. Así el hombre « viejo » se transforma en una criatura nueva; entre las características de ésta se destacan en el libro la subiduría cristiana como actitud evangélica ante las realidades del mundo, la capacidad de descubrir en la concretez de la existencia el paso de Dios por nuestra vida, y el encuentro de oración con él: la oración que nos enseña precisamente Cristo.

El  caminar  de  Jesús  con  los  dos   discípulos   de   Emaús   forma  un epílogo particularmente significativo para el contenido real de este libro.