Vazquez Janeiro Isaac ,
Recensione: MANUEL CASTRO, La provincia franciscana de Santiago. Ocho siglos de historia,
in
Antonianum, 60/1 (1985) p. 206-209
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Sommario in spagnolo:
El P. Castro, Vice-Director de Archivo Ibero-Americano, no es un decrépito ultracentenario, como pensará el que, sin conocerle de vista,El P. Castro, Vice-Director de Archivo Ibero-Americano, no es un decrépito ultracentenario, como pensará el que, sin conocerle de vista, lea la nota 9 de la p. 74 de este su libro, en donde se dice que un artículo suyo fue publicado en 1907 (¡ bromas del tipógrafo!); es, por el contrario, un hombre en plena madurez y de una actividad incansable, como lo atestiguan sus abundantísimos libros y artículos relativos a la historia y a la bibliografía del franciscanismo español y, especialmente, de la provincia de Santiago. A esta provincia, precisamente, está consagrado el libro que es objeto de esta presentación. Trátase de una reseña histórico-historiográfica de la misma, con tres grandes apartados o capítulos, dedicados respectivamente a los «frailes menores » (pp. 13-189), a las «religiosas» (clarisas y concepcionistas) (pp. 190-250) y a los «terciarios regulares franciscanos» (frailes y monjas). El tema de cada apartado es expuesto por orden cronológico desde los orígenes hasta nuestros días, o, como en el caso de los terciarios regulares, hasta su extinción en 1835.
La parte del león corresponde, obviamente, al apartado de los frailes menores. El A. dedica las primeras páginas muy oportunamente al viaje de San Francisco a Santiago de Compostela, con el que inicia el franciscanismo ibérico, y trata también de la única « provincia de España » inicial, que quedó dividida, a partir, probablemente, de 1232, en las tres grandes y únicas provincias franciscanas medievales de la península ibérica: Santiago (llamada, a veces, « Galleciae » o « Portugalliae »), Castilla y Aragón. A continuación expone, en visión panorámica, la vida y vicisitudes de la provincia de Santiago desde 1232 hasta 1983, para pasar luego a reseñar as «fundaciones» de conventos, siglo por siglo: 18 en el XIII, 8 en el DV, 7 en el XV, 11 en el XVI, 2 en el XVII, y 4 en el XVIII.
Tenemos, pues, aquí una reseña sintética, y críticamente segura, de la historia de una de las provincias más importantes de la Orden. El A. advierte que se ha propuesto, no « componer una historia detallada », sino fa bien poner « especial cuidado en anotar toda la bibliografía que,sobre cada caso particular, haya aparecido hasta el presente, y de la [ue hemos podido haber noticia » (p. 8). Este segundo intento — el primero, la mente del A. —, es decir, la reseña de la historiografía, constituye, a mi modo de ver, la parte más novedosa y también más importante de »do el libro. En torno a cada hecho, o a cada personaje, el P. Castro va :gistrando en nota, con encomiable precisión, toda la bibliografía que él 'Udo ir recogiendo pacientemente desde hace muchos años en sus ricos cheros. Los que se interesen por hechos históricos o personajes de la :ia de Santiago cuentan desde ahora con una «guía», que el califica, franciscanamente, de « modesta », pero que es preciosa. Preciosa, no porque haya dicho todo lo que cabe decir — cosa que nadie puede pretender en materia de historia o de bibliografía —, sino porque lo que dice, está bien dicho y bien fundado, y constituye, por ello, una base segura y un punto de partida para continuar allegando cosas todavía no dichas.
Y para comenzar, y con la « guía » en la mano, he aquí algunas insignificantes indicaciones relativas a la historia de la teología. La bibliografía sobre la vida, la obra y la doctrina de Gonzalo Hispano (p. 27, nota 82), primer general español de la Orden y maestro de Juan Duns Escoto, convendrá completarla con la indicada en Antonianum 47 (1972) 644-46, y en Homo et munclus (Romae 1984) 421.428-30 (estudio éste, que dudo haya llegado a tiempo a manos del P. Castro); la referencia bibliográfica sobre Andrés de Vega (p. 57, n. 93) podrá ser enriquecida con lo dicho en AFH 75 (1982) 126-52. Siento que entre los eximios teólogos del siglo XVI (p. 57) no figure un ilustre discípulo de Vega, Gaspar de Uceda, ya elogiado por los cronistas antiguos; la obra en que estudio su personalidad y edito un escrito suyo, por cierto muy interesante, es posible que el P. Castro no la haya conocido a tiempo oportuno como para permitirle modificar o ampliar el texto, si bien la cita en una nota a propósito de otro teólogo (p. 55, n. 67). Otro autor que habrá que colocar en la galería de teólogos de la provincia de Santiago es Petrus Thomae (-j- 1340); véanse Antón. Le, 648-55 y Homo et munclus, 427. ¿Y qué decir de Alvaro Pelagio? Cierto, el mismo confiesa que el general Gonzalo Hispano « me Assisi recepit d Ordinem »; pero, ¿a cuál provincia?, o mejor, ¿a cuál convento?; él nunca lo dice; sin embargo, refiriéndose en otro lugar al general Gonzalo, le denomina cariñosamente « frater Gonsalvus, hispanus, de provincia Gal-leciae, nobilis genere..., magister noster »; ¿no sería que nuestro Alvaro, habiendo sido admitido a la Orden en Italia, en donde a la sazón, se encontraba, quedó incardinado en la misma provincia del general, o en alguno de sus conventos?; nos inducen a creerlo no sólo la veneración que Alvaro siente por Gonzalo, sino también los lazos de una idéntica tierra y, tal vez, de una idéntica sangre que unían a ambos (Alvaro era de la noble familia de los Gómez Chariño y el provincial de Santiago en 1285 se llamaba Gonzalo Gómez — cf. Homo et munclus, 421 —, que probablemente hay que identificar con nuestro Gonzalo «nobilis genere»), De todos modos, no creo que nadie pueda echar en cara a la provincia de Santiago que se apropia de glorias ajenas si reclama para sí a este célebre hijo del Saines (Pontevedra).
Enriquecen el libro que reseñamos un « registro de documentos. Siglos XIII-XIX» (pp. 283-342) con indicación precisa del contenido y lugar de edición (incompleto ciertamente, pero muy útil), y un « apéndice documental » que comprende la ed. de tres documentos del siglo XVI. A continuación, el «índice alfabético », con solos los nombres que aparecen en la reseña histórica; pero siendo como es la reseña historiográfica también parte importante — o la más importante — del libro, juzgamos que hubiera sido muy útil dar el índice de autores de libros y artículos citados. Al final, fuera del texto, 53 vistas fotográficas de conventos que son o que fueron de frailes o de clarisas.
Editora del libro es la provincia de Santiago, que ha querido conmemorar el primer centenario de su restauración. Y lo ha conmemorado dignamente. Que estas páginas conmemorativas sirvan también de invitación y de estímulo: antiquam exqiárite matrem!
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