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Recensione: Franco Díaz de Cerio SJ, Regesto de la correspondencia de los obispos de España en el siglo XIX con los nuncios, según el fondo de la nun¬ciatura de Madrid en el Archivo Vaticano (1791-1903). Tomo I: Albarracín-Cuenca. Tomo II: Gerona-Oviedo.

Estos tres gruesos volúmenes, editados por el Archivo Vaticano, y de los que es autor F. Díaz de Cerio, profesor de la Facultad de Historia de la Gregoriana, constituyen una obra monumental por su mole y, lo que es más, imprescindible por su contenido. Desde ahora serán punto de partida obligado e instrumento precioso de trabajo para todos los que investiguen sobre la historia religiosa de España en el siglo XIX: historia religiosa, en la que concurren, como protagonistas, tanto la Iglesia como el Estado, y que es, por consiguiente, historia civil e historia eclesiástica, a la vez, o mejor, una única historia. « No hay más que una historia del siglo XIX español», afirma justamente el A. (p. 1).

Para conocer, pues, esa « única» historia del siglo XIX español, el investigador tiene ahora a la mano esa « guía » de valor inestimable que le presenta, en forma de « regesto », la « correspondencia » de los obispos de las 63 diócesis españolas con los titulares de la nunciatura de Madrid, durante el período que va desde 1791 hasta 1903: ¡la friolera de más de 26.000 documentos! Através de esos documentos, o cartas de los obispos, llegan hasta la escribanía del nuncio noticias sobre los más variados asuntos: gobierno de la diócesis, relaciones con las autoridades civiles, estadísticas, publicaciones en relación con la Religión, epidemia de la peste y sus estragos... Todo esto es objeto del « regesto» de Díaz de Cerio. Apretado y meticuloso « regesto » en el que no hay nada de super-fluo ni falta nada de lo necesario.

Entre las varias formas que pudieran usarse para presentar tan variada e inmensa materia, el A. escogió una que se ajusta a los siguientes criterios: a) orden alfabético de las diócesis; b) dentro de cada diócesis, orden cronológico de sus respectivos obispos; c) los documentos de cada obispo se regestan cronológicamente; d) los documentos de un obispo que gobernó sucesivamente otra(s) diócesis son regestados, formando unidad, sólo bajo la primera diócesis, y en la(s) otra(s) diócesis se pone un oportuno remite a la diócesis inicial, que es la sedes materiae. Conside­ramos todos estos criterios muy aceptables por lógicos, claros y prácticos, aunque su aplicación — que el A. lleva a rajatabla — nos presente el caso chocante de que una sede como la primacial de Toledo aparezca sin documentación alguna: sencillamente, porque sus prelados pasaron antes por otra(s) sede(s).

Bajo cada una de las diócesis, el A. ofrece primero la lista completa y escueta de los prelados que la gobernaron durante el período en cuestión; luego vuelve a elenear el nombre de cada obispo, como dijimos, por orden cronológico, pero enriquecido con los siguientes elementos: fechas de nacimiento y de fallecimiento; fechas extremas y nombre(s) de la(s) diócesis en que fue obispo; documentación regestada o remite al lugar en donde se encuentra dicha documentación; y, en caso de que el obispo no haya tenido « correspondencia» con el nuncio, la adver­tencia: «No hemos encontrado nada». Con estas listas completas de obispos y sus datos cronológicos y biográficos más esenciales (algunos no registrados en la Hierarchia catholica), el lector tiene a la mano un preciso y precioso Nomenclátor de la jerarquía católica española del siglo XIX. El agradecimento que Díaz de Cerio indudablemente se merece por este excelente servicio, hubiera sido todavía mayor si nos hubiera dado igualmente la lista completa de los nuncios de Madrid, que son los destinatarios de la « correspondencia » de los obispos, aunque en cada carta se indica el apellido del nuncio a quien va dirigida.

Volviendo al « regesto », hay que hacer notar que su radio de interés no se circunscribe solamente al ámbito nacional español. Varios obispos lo habían sido antes en sedes hispanoamericanas  O' filipinas,  y,  al  ser trasladados a la península,  continúan  informando   sobre   sus   antiguas sedes. El A. regesta bastantes noticias de las diócesis de Buenos Aires, Cuzco, La Habana, Manila, Maynas, Nueva Caceras,  Puerto  Rico,  San­tiago de Cuba, Santo Domingo, Zebú. Dentro del ámbito nacional, aparte las importantísimas informaciones de orden eclesiástico y político, merece señalarse la abundancia de noticias que se halla sobre órdenes y congre­gaciones religiosas, especialmenfe para el tiempo de la exclaustración, en le los religiosos, privados de un régimen interno, dependían más directa-nente de los obispos. De todos modos, el copioso y cuidado índice que erra cada uno de los volúmenes informará  suficientemente  al  lector sobre los temas de su propio interés.

La presentación tipográfica, primorosamente cuidada por el Archivo icano, no hace sino realzar el valor intrínseco de esta obra. Díaz de "io anuncia en la Introducción que tiene ya muy adelantada otra obra, también en tres volúmenes, intitulada índice-Catálogo de los restantes documentos del siglo XIX del fondo Nunciatura de Madrid, que no sean cartas de obispos. No nos resta sino desear que los tres futuros volúmenes alcancen la ática perfección de los tres presentes.