Manzano Isidoro ,
Recensione: CABADA CASTRO M., Feuerbach y Kant. Dos actitudes antropológicas,
in
Antonianum, 56/2-3 (1981) p. 517-519
.
Sommario in spagnolo: En primer lugar, vengamos al contenido del libro. Ya el título y subtítulo indican suficientemente el objetivo: estudiar las relaciones que existen entre las antropologías de los autores en cuestión, relaciones de oposición, de afinidades etc.
El módulo, sin embargo, lo determina la antropología de Kant y no completa. En efecto, la antropología de Kant viene expuesta fundamentalmente desde las dos Críticas primeras, esto es, desde la Crítica del entendimiento y desde la Crítica de la Razón práctica. La referencia a otras obras de Kant es sin importancia si exceptuamos, quizás, las referencias a la Religión dentro de los límites de la Razón y las referencias al «opus postumum» (p. 89 ss.). Digo esto porque estamos señalando unos límites que el autor se ha impuesto implícitamente al mismo tiempo que estamos indicando una crítica, pues que Kant escribió también una « Antropología » desde el punto de vista empírico. Creo que hubiera sido muy interesante comparar esta antropología de Kant con el último Feuerbach. Indicamos esto, porque, a lo mejor, al autor le da por obsequiarnos con un estudio comparativo de las dos antropologías señaladas.
El módulo, como decía, está tomado de las dos primeras Críticas kantianas. Y son sus contenidos y problemas los que el autor estudia en Kant y en Feuerbach. De este modo, se justifica la división de la obra en dos partes: Problemas teóricos (gnoseológicos y metafísicos) y problemas prácticos (éticos y antropológicos en sentido restrictivo) en Kant y en Feuerbach.
La primera parte (pp. 21-111) está dedicada a estudiar los problemas teóricos en uno y otro autor. Y como quiera que Feuerbach fué primero hegeliano y después su enemigo, el autor trata de compararle con Kant en estos dos estadios de su pensamiento. Lo hace en sendos capítulos. En la segunda parte (pp. 113-189) son los aspectos éticos los que predominan. El autor muestra que son dos éticas con puntos de partida dover-gentes, lo son también en su realización humana y en su realización social.
Un índice temático y otro onomástico terminan la obra.
El autor avala un buen conocimiento directo de ambos pensadores tratados y los temas tratados están hechos con precisión. Se trata, pues, de un trabajo muy meritorio y que nos ayudan a repasar las ideas y los contenidos fundamentales de los autores en cuestión.
Un estudio del género comparativo tiene su importancia y su interés. Esto dicho en general. Pero comporta también su riesgo. Lo tiene y mayor cuando, no solo se trata de estudiar coincidencias y divergencias, sino que se intenta mostrar que estas coincidencias y divergencias le vienen dadas a Feuerbach, en concreto, por influencia directa de Kant, en el caso. Cabada, en efecto, precisa de este modo su intento: « directamente se pretende, por lo tanto, un análisis de la incidencia de las ideas básicas del sistema kantiano en el pensamiento de Feuerbach » (p. 12).
Y en el transcurso del trabajo el autor tratará de mostrarlo en concreto.
De siempre he sentido un gran recelo contra este género de estudios. Y la razón es porque la argumentación tiene mucho y participa largamente a la verdad expresada en el dicho del querer llevar el agua a sumolino. Por otra parte, no me parece interesante desde el punto de vista filosófico. Y esta es la impresión que me ha dejado el trabajo del autor.
Lo mostraré con algún ejemplo. Así, cuando el autor afirma que la pre gunta de Feuerbach: «¿Como puedes considerar finita la razón...»? es «una actitud claramente antikantiana» (p. 31). Es ciertamente una actitud antikantiana. Pero, ni más ni menos a como es anticristiana o contra el sentido común o contra la experiencia. Después, no es cierto que Kant sea «finitista» y esto a pesar de la distinción kantiana de los « usos »
de la razón o porque haya distinguido entre «intuitus originarius» e «intuitus derivatus ». Además, creo que el tema de la « infinitud » de la razón le viene sugerido directamente de Hegel. La argumentación es, ciertamente, muy débil.
Lo mismo se diga de la afirmación del autor en la página 43: « Sin embargo... de las tesis kantianas». La «contraposición» y la « radica-lización» se hacen, sin duda. Pero no por referencia a Kant, sino que es el resultado de la dialéctica interna de su propio pensamiento.
Por lo mismo, no creo quel el propio « modo explicativo » de Feuerbach (y al que se hace referencia en la p. 41 s.) lo haya intuido éste como contrapunto al pensar « sistemático » o en sistema de Kant. Si Feuerbach fue discípulo de Hegel (como lo fue) de seguro que habría oido más de una vez hablar de « sistema», pensar « sistemático » y de términos de esa ralea.
Repitamos el nudo de la discordia: no es que no estemos de acuerdo en destacar las « coincidencias » u « oposiciones » entre ambos autores, en su importancia a interés. En lo que no estamos de acuerdo en general es cuando el autor hace depender estas coincidencias o discrepancias como si Feuerbach fuera sugerido en ello por Kant.
Esta discrepancia mía con el autor es tan fútil (desde mi punto de vista) que no quita nada de valor a la obra de Cabada.
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