Glinka Luis ,
Recensione: RODRIGUEZ P., lglesėa y Ecumenismo,
in
Antonianum, 55/1-2 (1980) p. 292-294
.
Sommario in spagnolo: El interés por el movimiento ecumènico eclesial està despertando a todo el cuerpo mistico de la Iglesia católica: fieles, teólogos y autorida-des eclesiàsticas que van asumiendo la grave responsabilità del mandato de Cristo de abrir una nueva esperanza de la reunión de todos los her-manos en Cristo en una sola Iglesia visible. Muchos teólogos se han entre-gado al estudio para trazar y sugerir varios posibles caminos que podrian allanar las dificultades a la unidad de la Iglesia. Entre tantas publica-ciones aparecidas sobre este argumento, después del concilio ecumènico Vaticano II, es digno de presentar el presente título: « Iglesia y Ecu-menismo » de Pedro Rodríguez. El A. con buen conocimiento de la historia del movimiento ecuménico sobre todo en el mundo protestante con la Iglesia católica y luego teniendo presente las indicaciones teológicas dadas por el concilio, se empeña en analizar varios valores importantes para el diálogo, profundizando otros nuevos aún para muchos desconocidos. El libro está dividido en seis capítulos. En el primero el A. se pregunta, «¿qué es el ecumenismo? », (p. 19-96); luego pasa al segundo considerando, «La indefectibilidad de la Iglesia» (p. 97-140); el tercero se presenta con la « Ordenación e incorporación a la Iglesia » (p. 141-171); el cuarto capítulo se impone con « El ministerio eclesiástico en el seno de la Iglesia, pueblo de Dios » (p. 173-220); el quinto se entretiene con «El primado del papa en la Iglesia como cuestión ecuménica » (p. 221-297) y el sexto y último capítulo considera, « La Eucaristía en perspectiva ecuménica» (p. 299-404). El A. con valentía se propone considerar entre otros temas « calientes » eclesiales, el tema sobre todo de la autoridad visible en la Iglesia de Cristo: el primado del Obispo de Roma en la Iglesia universal, que: « según la doctrina católica, no es una teología particular o una justificación ideológica, sino una verdad que pertenece al patrimonio de la fe » (p. 297). Es muy importante esta consideración y yo diría el punto central de toda cuestión ecuménica sea con los protestantes que con los ortodoxos, es por eso que en muchos libros que tratan el problema ecuménico, prefieren los autores tenerlo en silencio o en pocas líneas liquidarlo. Otro tema importante que el autor ha tocado en su libro es la celebración de la Eucaristía litúrgica como centro de unidad eclesial local y universal, « La Iglesia de la tierra, escribiendo el autor, celebrando la Eucaristía y la Iglesia del cielo celebrando la gloria del Dios Uno y Trino representan el tipo máximo y perfecto de unidad eclesiástica que cabe respectivamente in via e in patria » (p. 364). Es un libro que abre nuevas perspectivas para profundizar el diálogo ecuménico con temas como la colegialidad de los Obispos, la autoridad de los sínodos romanos que con el Romano Pontefice tratan los problemas de la Iglesia universal que para los ortodoxos es muy importante y han sido fieles a está tradición. Notamos, sin embargo, que el autor ha dado muy poco espacio a la historia del movimiento ecuménico oriental (ver: los convenios de Velehrad; et teólogo V. Soloviev, A. Septyckyj y otros), ni tampoco tiene en cuenta los estudios teológicos de los ortodoxos rusos y griegos del siglo XIX y XX, que han tratado también el problema eclesial relacionando con la celebración de la Eucaristía en la iglesia local.
El libro ciertamente contribuye validamente al pensamiento ecuménico sobre todo en el mundo de habla española que abraza en su seno muchos hermanos aún fuera de la unidad eclesial: «ut omnes unum sint ».
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