Raurell Frederic ,
Recensione: K.H. SCHELKLE, Teología del Nuevo Testamento. Vol. IV. Consumación de la obra creadora y redentora. Comunidades de discípulos e Iglesia,
in
Antonianum, 55/3 (1980) p. 483-484
.
Summary in Spanish: La obra que presentamos es el último tomo de la Teología del Nuevo Testamento del profesor de Tübingen, K.H. Schelkle. La disposición de los volúmenes sigue cierta jerarquización « historificadora » de la salvación: I Volumen: El mundo, el tiempo, el hombre; II Volumen: Historia de la salvación y revelación; III Volumen: Moral; IV Volumen: Consumación de la obra creadora y redentora. Comunidades de discípulos e Iglesia.
El autor se coloca en una vía media entre una exposición excesivamente diacrónica y la otra excesivamente sincrónica. Posición ciertamente difícil si se tiene en cuenta que investiga las obras, los conceptos y los temas neotestamentarios para interpretarlos en forma sistemática hasta lograr una síntesis iluminadora partiendo del proceso genético de los textos bíblicos. Este es su mérito, pero también su riesgo, puesto que a menudo cae en iluminaciones excesivamente extrensicistas y eruditas.
La obra está dividida en veinte capítulos: I: Conceptos fundamentales; II: El reino de Dios; III: Fin de los tiempos; IV: Muerte y vida; V: Parusía; VI: Resurrección de los muertos; VII: El juicio; VIII: Cielo e infierno; X: Comunidades particulares y comunidad de discípulos; XI: Comunidad de discípulos e Iglesia; XII: Carisma y ministerio; XIII: Ministerios; XIV: Pedro; XV: Palabra; XVI: Sacramentos; XVII: Bautismo; XVIII: La Cena; XIX: Israel y La Iglesia; XXI: La Iglesia y los pueblos.
El autor no escatima esfuerzos en orden a llenar todos estos capítulos con todos los elementos esenciales. Cierta clave hermenéutica domina toda la obra: la de que la teología no es un « perfectum opus rationis », de que la escolástica ha llegado a un punto de inflexión, de que su forma demostrativa carece hoy de capacidad de convicción. En esta obra se ve cómo la historia de los dogmas es ante todo testimonio de la evolución
y del esfuerzo de la fe. De ahí la consciencia de Schelkle sobre la necesidad de volver a la revelación original.
Nos parecen bien logrados el capítulo II, sobre el reino de Dios, el VI, sobre la resurrección de los muertos, el XIII, sobre los ministerios, el XV, sobre la palabra.
Por lo que hace al capítulo I, conceptos fundamentales, el autor incurre en las conocidas limitaciones del Theologisch.es Worterbuch zum Neuen Testament; respecto al capítulo V, la parusía, nos parece que el autor no desarrolla debidamente sus premisas y se corrige con argumentos no convincentes, con afirmaciones, pero no con demonstraciones. La relación de Qumrán con la Iglesia probablemente no reviste la importancia que se le da, según reconocen hoy la mayoría de qumranólogos. Finalmente, nos parece que la apocalíptica en la visión de Schelkle ocupa un lugar poco determinante. Además, la relación entre apocalíptica y profecía está por desarrollar.
Hechas estas observaciones, no podemos dejar de reconocer la valiosa aportación de Schelkle en el campo de la teología neotestamentaria por la extensión y profundidad de los temas presentados y, sobre todo, por el estilo realmente moderno de organizar la materia y de interpretarla.
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