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Recensione: CASTRO J. DE., Primera Parte de el Árbol chronologico de la Provincia de Santiago

Con este primer volumen, la Editorial Cisneros de Madrid inicia una empresa que, llevada a feliz término, será una preciosa ayuda para los investigadores: la reproducción litográfica de las « Crónicas » francis­canas españolas impresas en los siglos XVII y XVIII. Ideador y, hasta ahora, realizador de este magno proyecto es Odilo Gómez Párente, quien tiene ya en su haber otras obras de grande empuje. Si Dios dispone, y los hombres no descomponen lo que el P. Odilo propone, pronto tendre­mos entre las manos, gracias a las técnicas modernas, 22 volúmenes de Crónicas relativas a doce provincias franciscanas observantes, a los que seguirán, en su día, otros 20 volúmenes de crónicas de los descalzos españoles. ¡ Un plan grandioso!

El editor se pregunta justamente si hoy día merezca la pena repro­ducir estas obras. La respuesta  está en función del valor que  se les reconozca, valor que varía de crónica a crónica. En general, creo que hay que reconocer que estas crónicas no son «fuentes», y menos fuentes de un valor histórico «incalculable ». Son, eso sí, instrumentos de tra­bajo, con los que el investigador tiene que contar; son puntos de refe­rencia o de partida; de ahí la conveniencia de tenerlas a la mano; y de ahí también la utilidad de una reproducción, puesto que eran muy raros los ejemplares de las mismas en su primera y casi siempre única edi­ción. Estoy perfectamente de acuerdo con Gómez Párente en que con semejantes  reproducciones   se   presta  un   grande   servicio   «a   muchos hombres estudiosos  ajenos  a la  Orden», por  ser  los más interesados en nuestra historia; de hecho se debe a ellos la iniciativa de reediciones litográficas de obras importantes, como las de Pedro de Alva y Astorga, las de Juan de San Antonio y otras. En cambio, me deja más excéptico la justa y laudable intención de querer « ofrecerles [a los de casa] ali­mento que aliente sus espíritus »; si bien es cierto que el espíritu sopla desde donde quiere, también lo es que nuestros reformadores domésticos están plenamente convencidos de que « su » espíritu no pasa a través de las arrugadas y amarillentas historias  de nuestro pasado;  éstas, dicen ellos, careciendo de dibujitos y colorines, no ofrecen «garra» ni «in­terés existencial».

Jacobo de Castro fue el primer cronista de la Provincia de Santiago que logró mandar a la imprenta las dos partes de su Crónica, Salamanca 1722 y 1727. La Primera Parte, que es la que aquí se reproduce, comprende seis libros; en ellos se estudian los orígenes de la provincia, sus muchas fundaciones en Europa y América, hijos ilustres en santidad y en la jerarquía de la Iglesia, de la Orden y de la provincia, sus teólogos en el concilio de Trento y sus escritores; los conventos así de frailes como de monjas. Al final de la interesante Introducción, Gómez Párente ofrece, en unas hojas sin paginar, la lista de conventos de cada una de las 15 provincias observantes de entonces; a la de Santiago se le asignan 46 con­ventos de frailes y 41 de clarisas (y no figura el de Mayorga, cuya existencia he puesto de manifiesto recientemente).

La reproducción del texto original es nítida; y muy útiles el mapa geográfico franciscano que va al principio y el índice de personas y lugares que va al final.