Los estudios y reflexiones sobre la actualidad del arte cristiano en nuestro tiempo tienen cada vez más interés y una vigencia creciente tanto en las sociedades religiosas como en las civiles. Los teólogos, liturgistas y pastoralistas de la Iglesia, y también los pensadores tanto del mundo religioso como del laico, se prodigan, cada vez con mayor intensidad, en análisis y estudios estéticos-religiosos que hablan al hombre de hoy sobre la conveniencia y la necesidad de una incorporación del signo religioso en nuestro medio ambiente.
Es verdad que esta prodigalidad literaria no siempre ofrece opiniones acertadas sobre el tema, pero todos coinciden en la necesidad del estudio de la trama religiosa como una de las bases más importantes en el quehacer artístico del hombre. Por otra parte, se detectan en la modernidad tendencias artísticas que no tienen en cuenta en sus reflexiones y en sus realizaciones el fenómeno religioso ni consideran al arte como fuente de inspiración del sentir religioso.
Un estudioso de la estética cristiana y de su evolución a través de dos mil años de su existencia es el P. Juan Plazaola S.J., que en su última gran obra, titulada Historia y sentido del arte cristiano, aborda la compleja realidad del arte cristiano partiendo desde sus orígenes y concluyendo en el estado actual. El autor no elude el análisis del arte en el presente, una situación cambiante y fugaz que afecta a la estructura del arte religioso y a su finalidad. Y se enfrenta a las nuevas propuestas estéticas, basadas principalmente en los presupuestos lumínicos y en los audio-visuales, que son los nuevos retos estéticos a los que se enfrentan los cristianos contemporáneos a la hora de manifestar su religiosidad.
El autor del libro Historia y sentido del arte cristiano divide su obra en diecinueve capítulos cuyo contenido parte de la herencia judaica y, pasando por el mundo clásico y oriental, llega hasta nuestros días.
En esta obra, el recorrido histórico del arte está situado en un entramado lógico, fácilmente comprensible para el lector; el autor de esta historia del arte va encadenando las diversas propuestas artísticas que se han dado en el tiempo, y que han sido asimiladas perfectamente por el cristianismo, creando un extenso, variado y rico tesoro artístico y religioso que habla de los misterios divinos. El acontecer artístico-religioso es enmarcado, en primer lugar, en su ámbito social, en segundo lugar, con gran interés, en los presupuestos ideológicos de los distintos teólogos y pensadores de cada momento histórico.
Se resalta en toda la obra el hecho de la Encarnación. Este acontecimiento es el punto de fuga del que parten, como líneas en un dibujo de perspectiva, las distintas formas artísticas de la historia del cristianismo. La Encarnación del Hijo de Dios es el hecho que da sentido a las distintas poéticas cristianas.
Así, pues, la obra de Plazaola responde en cada momento, mediante una buena fundamentación analítica, a las valientes y distintas incorporaciones que hizo el cristianismo al asimilar la diversidad de estéticas para manifestar la inquietud y preocupación de los cristianos por conocer, ver, imitar y amar a la persona de Cristo en las diversas etapas de su vida y que poetas, pintores y escultores han plasmado con maestría asombrosa.
Conviene destacar la síntesis que el autor dedica al arte moderno y contemporáneo, con dos extensos capítulos: el XVIII y el XIX, en los que se aborda profundamente la problemática cultural de esta época agitada y cambiante. Los temas de mayor interés en estos dos capítulos son: el análisis de los límites de la figuración y la forma y su función, la imagen y el signo; no falta una referencia significativa al imperio del mal. Este último apartado se refiere a un sector del pensamiento filosófico y artístico presente, caracterizado no sólo por una ausencia de contenidos religiosos, sino por ataques directos a la religión, que se sirven de la burla, la sátira y sutiles blasfemias.
Hay que tener en cuenta que Plazaola no limita sus investigaciones sólo al terreno estrictamente artístico, sino que hace, a la luz de las distintas propuestas enunciadas anteriormente, un estudio sobre el hombre de hoy, que abarca la frag-mentariedad, la fugacidad, la trivialización y la inestabilidad de los hombres en el momento histórico que nos toca vivir, y que se refleja en la desorientación que se percibe tanto en artistas como en los distintos círculos de arte.
Concluye Juan Plazaola su libro con la pregunta: ¿Es hoy posible un arte cristiano? La respuesta parte de un esbozo de la panorámica actual en la Iglesia, (incluso con citas de los documentos de Juan Pablo II). Así, incluye la aportación ágil y numerosa de los Pastores cristianos; pasa, después, a exponer las realizaciones de artistas cristianos que han enfocado y enfocan sus investigaciones artísticas partiendo del Misterio de la Encarnación. Plazaola sitúa el análisis sobre la contribución de la actividad de la Iglesia y del Cristianismo al arte de hoy a partir de los acontecimientos y fenómenos artísticos que van surgiendo, y que la Iglesia ilumina con la palabra, dando respuestas a las exigencias plásticas religiosas del pueblo cristiano en este momento.
La obra Historia y sentido del arte cristiano es un reto que Juan Plazaola ha asumido, pues trata integralmente todo el acontecer artístico del cristianismo: arquitectura, escultura y pintura. La amplitud es abrumadora, tanto por la densidad del tema como por la longitud del mismo, pero el autor ha sabido, dada su experiencia y su ciencia, dar una magnífica síntesis en esta andadura histórica del abundante y riquísimo arte cristiano.
Hay que hacer notar el elenco de artistas, correspondientes a cada época, que el autor añade en la conclusión de cada capítulo; es una buena metodología. También agrupa a los artistas en sus respectivas naciones, lo que facilita al lector la ubicación de los maestros más representativos del arte de todos los tiempos.
El autor incorpora abundantes ilustraciones sobre la arquitectura, la pintura y la escultura, aportando sus propios comentarios, evidentemente dignos de tener en cuenta. Destacando asimismo la abundante bibliografía que en la conclusión del libro incluye el P. Juan Plazaola. Esta obra es rica fuente de conocimientos de la estética cristiana para todo aquel que emprenda una andadura de investigación en el terreno del arte sagrado. La visión histórica del arte que propone Juan Plazaola en su libro es una guía luminosa y valiosa sobre el patrimonio artístico que es conveniente estudiar en los seminarios y centros docentes de la Iglesia.
Historia y sentido del arte cristiano es un libro serio que, en verdad, hacía falta actualmente, siendo, por otra parte, obra obligada en la biblioteca de los estudiosos de arte.