Carbajo-Núñez Martín ,
Liderazgo en la vida religiosa, (10.12.2024), (32),
in
Blog: www.cssr.news, 32-ES (2024) p. 2
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El Sínodo 2021-2024 reconoció que la vida consagrada ha desarrollado numerosas "prácticas de vida sinodal" a lo largo de los siglos, y que incluso hoy, "muchas comunidades son como laboratorios de convivencia intercultural". Al mismo tiempo, el Sínodo anima a los líderes de la vida consagrada "a fortalecer las relaciones para dar vida a un intercambio de dones al servicio de la misión común"[1]
Esto es particularmente necesario hoy en día, ya que la vida consagrada enfrenta una transformación significativa impulsada por cambios socioculturales, crisis vocacionales y el envejecimiento de sus miembros, especialmente en Occidente. Esto ha llevado a los institutos religiosos a emprender una profunda reflexión sobre su misión e identidad.
1. Los líderes no deben centrarse únicamente en conservar y administrar
Hoy en día, las personas consagradas pueden enfrentarse al desaliento y a una sensación de declive inevitable, perdiendo su espíritu profético, esperanza y creatividad mientras se aferran a la nostalgia. Para navegar este período desafiante, necesitan reavivar su esperanza y visión de renovación.
"Más que un ejercicio de arqueología o el cultivo de una simple nostalgia, se trata de seguir los pasos de las generaciones pasadas para comprender los altos ideales, la visión y los valores que las inspiraron, comenzando con los fundadores y fundadoras y las primeras comunidades"[2]
Muchos líderes religiosos han intentado enfrentar los desafíos actuales priorizando la preservación de actividades tradicionales en lugar de explorar enfoques nuevos e innovadores. Frecuentemente, han adoptado una perspectiva nostálgica, esforzándose por revivir éxitos pasados, a veces importando vocaciones de otros continentes sin el discernimiento o la integración necesarios.
Este enfoque, a menudo denominado "método programático," prioriza la conservación de actividades tradicionales que ya no son socialmente esenciales, ya que muchas han sido asumidas por las autoridades civiles. El enfoque se centra en preservar y mejorar estilos de vida y rutinas establecidas en lugar de abrazar nuevas perspectivas para la transformación. Cuando finalmente se reconoce que estas actividades se vuelven insostenibles, la respuesta a menudo cambia hacia la reutilización de edificios para generar ingresos, como el turismo religioso, en lugar de reimaginar y revitalizar su misión.
En cambio, el Sínodo sobre la Sinodalidad enfatiza la necesidad de formar líderes en todos los niveles de la Iglesia que puedan fomentar "una cultura de discernimiento eclesial centrada en la misión" (S23df 86).
2. Los líderes religiosos deben promover un proceso de transformación
Si bien la planificación y la reflexión son necesarias, el liderazgo religioso debe servir a una visión espiritual superior, inspirando a todos a abandonar formas de vida complacientes. Para mantenerse fieles a su vocación, los consagrados necesitan sueños, visión y "audacia".
Los desafíos actuales exigen una fidelidad dinámica al carisma espiritual, trascendiendo una perspectiva puramente pragmática o centrada en cifras. La verdadera amenaza para la vida consagrada no radica en la disminución de miembros, sino en la erosión de ideales y la aceptación de la mediocridad. Existe una profunda diferencia entre ser un "pequeño resto" bíblico y ser "un remanente".
3. Más que un programa, los consagrados necesitan una visión, un ideal
La vida consagrada "no se trata de sobrevivir, sino de nueva vida." La vida religiosa debe abrazar la novedad y el cambio como su propósito central, enfocándose en la renovación más que en la supervivencia. Esto requiere una profunda transformación estructural. Como organismos vivos, los institutos religiosos deben adaptarse continuamente a diversas influencias. No pueden sobrevivir sin este proceso de transformación.
Más que un programa, los consagrados necesitan una visión: un ideal que canalice su energía e inspire su plena apertura al trabajo transformador del Espíritu Santo. Esto requiere discernimiento para abrazar el novum de la historia y enfrentar los desafíos que encuentran, en una relación dialéctica entre tradición e innovación, carisma y profecía.
Conclusión
Dentro de la Iglesia, el papel principal del liderazgo es inspirar y motivar, revelando la belleza del ideal cristiano para fomentar un discipulado entusiasta de Cristo, un propósito que trasciende las preocupaciones por la eficiencia o la gestión impecable.
El cambio cultural exige que los institutos religiosos se renueven continuamente para abordar los desafíos emergentes, superando el desaliento y el apego a rutinas obsoletas. En este contexto en evolución, deben articular constantemente su "por qué" —su ideal y visión fundamentales— para involucrar plenamente a todos en darle vida.
El liderazgo y la vida fraterna son esenciales para esta renovación. Inspirados por la fe profunda y la esperanza que impulsaron a los fundadores, los consagrados están llamados a redescubrir la esencia de su carisma y a reavivarlo a través de un profundo proceso de transformación.
Blog Alfonsiana: ("Leadership-religious-life", online); Blog cssr: Italiano (Online), English (Online); Español (Online)
[1] XVI Ordinary General Assembly of the Synod of Bishops, «“For a synodal Church: Communion, participation, mission.” Final document» (Oct. 26, 2024), [ S23df] 65, n. 65. The following paragraphs are taken from the article: Carbajo-Núñez Martín, «Leadership in a synodal Church and in Religious Life», in Religious: Journal of Religious and Cross-cultural Studies 9/2 (2024).
[2] Francis, «Apostolic letter to all Consecrated people» (Nov 21, 2014), I,1, in AAS 106 (2014) 935-947.
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Leadership, Religious Life
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