Alvarez Barredo Miguel ,
Recensione: GIANCARLO BIGUZZI, I settenari nella struttura dell’Apocalisse. Analisi, storia della ricerca, interpretazione ,
in
Antonianum, 73/2 (1998) p. 369-371
.
Sumario en español:
Nos encontramos ante un libro bien estructurado, que consta de once capítulos, más la introducción. Cada capítulo a su vez es presentado con gran orden y claridad a la hora de enfocar sus respectivos temas. El autor en la introducción destaca el simbolismo de los números en el libro del Apocalipsis (Ap); de hecho, éste detenta el primado de la utilización de los números con esta carga simbólica no sólo en el NT, sino también dentro de la literatura apocalíptica-judía y cristiana. Esta valoración, basada en un estudio de A.Yarbo Collins que el autor hace suya, nos coloca ya de antemano en la perspectiva de la obra que se nos ofrece. Concretamente él ha elegido la presencia y importancia del número siete, al cual atribuye un papel no sólo descriptivo y simbólico, sino también estructural, ya que recorre los ciclos narrativos en modo tal que abarca casi la mitad del libro del Ap.
De hecho, el ordinal “séptimo”( (e/bdomoj) de las nueve veces que aparece en el NT, cinco se halla en el Ap. Normalmente indica el séptimo elemento de una serie septenaria : es decir, el último de los ángeles de las trompetas (10,7; 11,15), el séptimo de los ángeles de las copas (16,17), y el último de los doce fundamentos de la Jerusalén celeste.
Más frecuente y complejo es el uso del cardinal “siete” ( e()pta/ ), que recorre el Ap 55 veces de las 88 presencias neotestamentarias. Con el cardinal “siete” el Ap designa principalmente el número de los seres o de los atributos o cosas relacionadas con Dios, con el Cordero y ,en otra perspectiva, con el Dragón. Siete son los espíritus (3,1 y 5,6), siete las cabezas cubiertas o adornadas (12,3; 13,1; 17,3.7.9), etc.
Generalmente en estos textos el número cardinal “siete” posee un valor iconográfico : debe indicar la grandeza divina, la potencia del Soberano entronizado y del Cordero, por una parte, y, por otra, la pretendida grandeza del Dragón y sus colaboradores. Las restantes presencias del cardinal “siete” están en función de las series septenarias.
Hemos hecho esta diferencia, ya que creemos que es una clave de lectura de la presente obra.
El autor con el capítulo primero nos sitúa en la historia de la interpretación de los septenarios, ofreciéndonos un amplio panorama de la historia de la exégesis: los comentaristas griegos, padres y escritores latinos, alcanzando hasta los estudiosos más nombrados en nuestros días. Además de pasar en reseña las principales corrientes interpretativas, G.Biguzzi identifica los goznes sobre los cuales se apoya su estudio : la naturaleza de los sellos, las trompetas y las copas, el alcance de la recapitulación y el séptimo elemento englobante. Una vez deslindadas las cuestiones básicas, se adentra en la propia interpretación, que abarca diez capítulos bien estructurados.
El autor hace gala de un gran conocimiento de la literatura sobre el Ap, factor que se nota en la forma de tratar los temas. Después de un largo y minucioso desarrollo concluye afirmando que los septenarios son el rasgo literario más significativo del Ap y constituyen el hilo de la madeja para desenmascarar la maraña de datos encerrados en este libro apocalíptico (págs 295s). Los septenarios se estudian bajo estos perfiles : 1) fórmulas introductorias, 2) naturaleza y función de cada septenario, 3) elementos característicos y heterogéneos, 4) su concatenación, y 5) la existencia de varios septenarios, sin perder de vista su relación con la arquitectura del conjunto del libro. Dichos datos se hallan resumidos en el cap.décimo, dedicado a los arcos narrativos y secciones del Ap. Concretamente en las págs. 307s el autor facilita la división de libro, resumiendo así sus conclusiones.
Este estudio apoyado sobre los septenarios ha facilitado la individuación de los bloques narrativos más importantes. El primer septenario y su significado es evidente en la estructuración de la primera parte (Ap 1-3). Los otros tres septenarios dividen a Ap 4-22 en tres arcos narrativos , subdivididos en siete secciones. El primer arco narrativo abarca la revelación del Cordero, el segundo la intervención medicinal de Dios en el mundo de la idolatría, y el tercero describe la acción judiciaria de Dios.
Una mención especial merece el cap. octavo, dedicado al séptimo elemento englobante. Este es evocado por los seguidores de Ticonio (donatista) en función de la recapitulación, pero silenciado por los autores modernos, aunque últimamente vuelve a ser valorado para justificar la teoría del englobamiento. La estructuración del Ap según este enfoque es reconocida como un dato adquirido a pesar de que se trata de una construcción sorprendente y barroca. El séptimo elemento de un septenario subordina a los siete elementos del siguiente. El englobante posee más entidad que el englobado y está dotado de mayor significado, debido a que cubre el arco de los siete elementos abarcados. De esta manera, como afirma F.Hahn, los ciclos implicados en el englobamiento están subordinados unos a otros. Se trata, pues, de un procedimiento literario que proporciona a su vez un modo de leer e interpretar el Ap.
En la parte final el autor deja un poco esta insistencia literaria, ofreciendo unas páginas sobre la teología del libro; afirma que trata de fortalecer la esperanza de los creyentes en medio de las tribulaciones y responde a los interrogantes sobre el silencio de Dios. Sirve para inmunizar a las comunidades cristianas contra el sincretismo y la adaptación al ambiente sin el discernimiento necesario. Junto a la exposición fundamentalmente de carácter literaria estas líneas teológicas son iluminativas y otorga a la obra un equilibrio necesario.
Nos hallamos ante una magnífica obra sobre el Ap., bien estructurada y procediendo en todo momento con gran claridad, que ayuda mucho en su lectura al mismo tiempo que proporciona una interpretación del contenido de este libro apocalíptico con gran acierto, principalmente por lo que se refiere a las constantes y técnicas literarias. Además, el autor no procede con ligereza, sino que en todo momento se apoya y confronta la problemática latente, debido a la utilización de una amplio horizonte bibliográfico, avalando así sus conclusiones.
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