Oviedo Lluis ,
Recensione: NICHOLAS LASH, The Beginning and the End of «Religión» ,
in
Antonianum, 72/4 (1997) p. 704-706
.
Sumario en español:
La «religión» pintea hoy serios problemas para las ciencias físicas, las ciencias humanas y para la teología. Se respira un ambiente de revisión general de este concepto, o mejor «término», que nunca fue una «tranquilla possessio», sino un campo indefinido de encuentro y debate entre distintas visiones de la persona, del mundo y del Absoluto.
El libro que presento añade una perspectiva particular al debate en curso. Se trata de una recopilación de conferencias o Lectures pronunciadas en distintos lugares y con diverso motivo sobre los temas más candentes que afectan a la fe cristiana en el contexto contemporáneo, en el último tramo de la modernidad. La presentación que hace el autor divide el material acumulado en cuatro bloques: el diálogo entre cristianismo e hinduismo, las relaciones entre teología y ciencia, la cuestión de la secularización en Occidente y la cuestión de la esperanza cristiana o de la escatología.
Como puede observarse N. Lash abarca en este libro temas amplios y de gran complejidad que están en el centro de la reflexión teológica sobre la identidad cristiana en relación a las nuevas circunstancias históricas y culturales: el pluralismo religioso, la relación con la ciencia y la relevancia social de la fe en un ambiente fuertemente secularizado, al que se añade como corolario la esperanza escatológica, una «questio» no menos «dísputata». La elección de los temas descubre la sensibilidad del autor, quien seguramente prefiere ir a las cuestiones esenciales.
El fondo de la obra o común denominador a los temas señalados es la voluntad de superar la época que surge con la diferenciación moderna de la «religión» desde mediados del siglo XVII y durante todo el XVIII en Francia y el Reino Unido. Lasch denuncia repetidamente la falacia de dicha tendencia que quería situar junto al mundo físico, a la organización del Estado y a la economía, la religión como un «apartado» diverso, para objetivarlo en el mismo sentido que la reflexión y las ciencias se proponían hacer con el conjunto de lo real. Nace de este modo la idea moderna de «religión», que tiene un certificado de origen, pero también de defunción, acaecida según Lash en estos últimos años, que han contemplado el naufragio de tantos proyectos modernos, a los que se suma el de la «religión moderna».
Para el autor asistimos a un nuevo contexto marcado por el fin de la idea moderna de religión, que era concebida en función de las necesidades - a veces injustas - de la sociedad y se reducía a una expresión meramente subjetiva e indiferente respecto de la esfera cognitiva. Dicha concepción de lo religioso se había identificado de forma bastante confusa con el cristianismo, lo que impedía avanzar en el diálogo con otras tradiciones religiosas, plantear la relación con la ciencia en clave diversa - no de sometimiento intelectual - y redescubrir el papel de la fe en las nuevas sociedades.
Lash reivindica la fe cristiana hoy como la posibilidad de superación del «egotismo» (egotism) y de ejercer una crítica a toda voluntad de absolutizar las realidades temporales (idolatry). La clave salvífica de la fe en Dios se pone de relieve al afirmar que «tener una doctrina de Dios es operar dentro de un marco de devoción, vida y pensamiento correctivo de nuestra propensión hacia el egotismo y la idolatría» (65). La noción de Dios marca la diferencia entre lo que construye y lo
que destruye el mundo, a partir de una experiencia y una teoría sobre el coste real del amor (70). Esta comprensión de la fe acerca, más que aleja, al cristianismo a otras grandes tradiciones religiosas, como el hinduismo.
En relación a la ciencia y a las dificultades que plantea para la fe Cristina, Lash ofrece una visión integrativa del conocimiento en el que entran con igual derecho las ciencias, la historia y la filosofía (118), lo que significa una ampliación de los márgenes del conocimiento, que no se identifica sólo con la ciencia empírica. Sobre este modelo la labor del teólogo se convierte en «la crítica literaria de la realización (performance) autobiográfica de la fe insertada en la historia cristiana del mundo» (121). La reflexión cristiana deviene una hermenéutica de la finitud y contingencia de la condición humana, y ofrece de este modo una de las aportaciones fundamentales a un saber complexivo en el mundo de las ciencias (131).
En los capítulos dedicados a la secularización, Lash ataca la mentalidad que ha llevado a separar el ámbito de lo natural y de lo sobrenatural, lo que impide a la fe llevar a término su tarea crítica, y reivindica, al modo de J. Milbank, la capacidad cristiana de elaborar una narrativa propia en favor de una sociedad más pacífica, sin necesidad de someter el discurso creyente a la lógica de las ciencias sociales, ni a las dinámicas ideológicas que ignoran o desprecian el papel del cristianismo en las sociedades más desarrolladas.
El autor revisa en los últimos capítulos las tesis de F. Fukuyama sobre el Fin de la historia, rechazando sus premisas y advirtiendo sobre lo mucho por hacer y sobre el insuperable sentido de la esperanza cristiana, en su doble dimensión intra -y extramundana.
La obra de C. Lash es otro síntoma del malestar que se respira en los últimos años en al ambiente filosófico y teológico en torno al concepto de religión. De forma similar a M.M. Olivetti en Italia o a E. Feil en Alemania, el autor recensionado recusa la validez del término «religión»: sus orígenes ilustrados levantan toda una serie de sospechas. No es esta la única aportación de este libro complejo y en el que desfilan muchos temas de gran interés a un nivel bastante comprensible para el público de formación media. El otro tema importante es el intento de carácter abiertamente apologético de mostrar la relevancia del cristianismo en los contextos más difíciles y candentes del diálogo en acto. En ese sentido Lash aporta una visión y soluciones que hay que añadir al repertorio contemporáneo de argumentos sobre la conveniencia de la fe en el mundo de hoy.
Seguramente los tres grandes temas tocados - religiones, ciencia y secularización - requieren estudios mucho más profundos y exigentes, dada la complejidad actual del «status questionis», pero es de agradecer al mismo tiempo este tipo de ensayos sintéticos y refrescantes. Sería bueno poder discutir con el autor algunos de los aspectos señalados: la tesis de fondo sobre lo inapropiado del concepto moderno de «religión», que no siempre puede ser considerado como negativo; la cuestión de la diferenciación entre religión y otros ámbitos en las sociedades modernas y sus consecuencias; las aportaciones que la fe cristiana puede llevar a cabo en el nuevo contexto de cara a superar mejor la tendencia secularizadora, y sobre todo un tema esencial y que está presente en todo el libro: la diferencia que introduce en nuestro mundo la referencia a Dios, una cuestión que ya los pragmáticos americanos plantearon y que plantea una vía necesaria para actualizar el discurso cristiano en el nuevo contexto cultural. Se trata de problemas que invitan a prolongar el estudio y a buscar siempre las soluciones mejores.
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