Larranaga Tomas ,
Recensione: André Seumois, Teología missionaria ,
in
Antonianum, 71/1 (1996) p. 136-138
.
Sumario en español:
La obra es el fruto maduro de muchos años de enseñanza de la misionología (desde los años 50!) en distintos centros, pero sobre todo en la Universidad Urba-niana de Roma, con alguna colaboración también en nuestro Ateneo Antonianum. Esta larga y rica experiencia ha permitido al P. Seumois, de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, pasar indemne a través del revolcón que el Concilio, como
en otros sectores del saber teológico, supuso también para el campo de la Misiono-logia desde que adquirió estatuto académico en el año 1911.
Es sabido que en el posconcilio ha habido desorientaciones respecto a la identidad específica de « las Misiones » e incluso respecto a su misma necesidad, habiéndose cambiado notablemente varios de los presupuestos que las condicionaban tanto en su teoría como en la práctica. Recuérdense a este respecto estos puntos grandemente renovadores: la apertura actual respecto al valor de las demás Religiones, con menor angustia por las posibilidades de salvación para los no cristianos (aunque siempre gracias al único Salvador de la humanidad, Jesucristo!); la conciencia actual de la Iglesia sobre la necesaria inculturación (con muy diversa valoración sobre las históricas polémicas sobre los « ritos chinos », u otras similares en la India y en otros pueblos!); el redescubrimiento de la Iglesia Particular en la ecle-siología del Vaticano II; la necesidad de superar, con respecto a las Misiones, el clericalismo tradicional en beneficio de la corresponsabilidad de los laicos... Ha debido intervenir el Papa con la encíclica « Redemptoris Missio » del 7-12-1990 para relanzar en la Iglesia la obra de las Misiones despertándola del relativo letargo que la estaba comprometiendo; encíclica que esta obra, muy bien puesta al día, tiene presente.
Hoy es preciso partir, como hace el autor (cap. Io), de una decuada delimitación de lo que es la función « misionera » en la Iglesia, en lo cual es fundamental la necesidad de implantar en todas partes las Iglesias Particulares con suficiente vitalidad. Estudia luego (cap. 2o) los aspectos propiamente teológicos de esta implantación de la Iglesia: la « catolicidad » y la « particularidad » de la misma, la evan-gelización, la catequesis y el catecumenado, la conversión cristiana, la inculturación misionera. Sigue el tema de fondo, de la Salvación y las Religiones de la gentilidad (cap. 3o), conjugando el principio innegable del único Salvador que es Jesucristo, y la apertura actual a los valores positivos de las demás Religiones y, por tanto, al diálogo inter-religioso tan valorado hoy, y tan justamente; tanto, que en esta obra me sorprende que lo despache en apenas cinco páginas (197-201); como franciscano, a gusto me apelo al llamado « espíritu de Asís », en referencia al signo « profé-tico » del Papa con la convocatoria de aquel 27 de octubre de 1986 a los representantes de todas las Religiones para orar juntos en Asís por la paz del mundo. Este capítulo dedica una relativa amplitud también al problema, para el que la teología aun no ha encontrado una respuesta satisfactoria (creo que es preciso reconocerlo), sobre la suerte de los niños que mueren sin bautismo, sobre todo en la gentilidad (pp. 152-165); personalmente quedo desconcertado con la respuesta tan suspensiva que da al respecto el Catecismo de la Iglesia Católica en el n. 1261, y que el P. Seu-mois no cita aquí. Se analizan luego (cap. 4o) los factores socio-culturales que las Misiones deben tener presentes, con los grandes problemas modernos de la inculturación, de la promoción humana, de la secularización que se desarrolla cada vez más no solo en la sociedad occidental sino también en muchas tierras de misión (entendiendo bien la secularización en su sentido positivo, como distinta del secu-larismo!), y, por tanto, el fenómeno actual de sincretismos cristiano-paganos con el retorno a ciertas prácticas socio-religiosas del pasado... La obra se cierra lógicamente tratando de la colaboración que todo el Pueblo de Dios está llamado a prestar a las Misiones (cap. 6o): también los simples fieles o laicos, sin menoscabo de la particular responsabilidad del personal que ha aceptado dedicarse a ellas incluso « profesionalmente ».
Es una exposición muy sistemática y clara de la teología sobre las Misiones para insertarla en el conjunto de los estudios teológicos de hoy; con abundante bibliografía en cada punto para quien quiera profundizarlo más.
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