Larranaga Tomas ,
Recensione: J. Collantes, La fe de la Iglesia Católica. Las ideas y los hombres en los documentos doctrinales del Magisterio,
in
Antonianum, 66/2-3 (1991) p. 447
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Sumario en español:
Se trata de un «Denzinger», que presenta los principales textos del Magisterio eclesiástico a lo largo de los siglos, con la diferencia de que no los presenta en su orden cronológico, como el famoso «Enchiridion» de H. Denzinger, sino en un orden sistemático, como modernamente lo han hecho también otras obras similares.
El orden es lógico, fundamentalmente, para una sistematización de la teología dogmática, como se manifiesta en la serie de los capítulos en que se articula la obra: fe y razón, las fuentes de la revelación, Dios Creador, Cristo Salvador, María en la obra de la salvación, Dios revelado por Cristo, la Iglesia de Cristo, la gracia, los sacramentos de la Iglesia, las realidades últimas. Puede cuestionarse el que la parte correspondiente a María se incluya antes de la Iglesia, no obstante el razonamiento con que el autor lo justifica (p. 275s); ¡con todo lo que ya costó, y se ha considerado un acierto, inserir dentro de la «Lumen Gentium» el capítulo sobre María!
En un capítulo final se han reunido los principales símbolos de la fe, desde los más antiguos hasta el llamado «Credo del Pueblo de Dios» de Pablo VI. Por su parte el presentador de la obra, Cándido Pozo, incluye en sus páginas el Credo del Concilio provincial de Granada, de 1944 (p. XXXs); en realidad resulta sintomático de las instancias que dominaban en la teología española del tiempo (más ampliamente tratada María que el mismo Cristo, la Iglesia como sociedad perfecta, el empeño por defender sus derechos, el «extra Ecclesiam nulla salus»...).
Los textos se nos ofrecen, a doble columna, en su texto original y en traducción castellana; y, conforme al subtítulo de la obra («las ideas y los hombres en los documentos doctrinales del Magisterio»), vienen precedidos de sintéticas pero interesantes introducciones que, describiendo el contexto histórico de cada documento, ayudan a situarlo con mayor precisión y entenderlo mejor. Acaso, aun con el respeto específico que debemos a los documentos magisteriales, estas anotaciones hubieran podido redactarse con un mayor sentido crítico, evidenciando al menos los condicionamientos histórico-culturales que pueden relativizar la actualidad de documentos magisteriales del pasado. Solo a veces lo intenta muy sobriamente (p.ej. en la p. 379 presentando las proposiciones condenadas en el «Sylla-bus» sobre el llamado «indiferentismo religioso»). Cuando la crítica bíblica ha hecho afortunadamente tantos progresos en eJ estudio de la Palabra de Dios, tiene que resultar normal que también en el estudio de Jos documentos dei Magisterio se desarrolle una suficiente crítica, y tanto más cuando muchos de los documentos no pretenden ser definitorios, según las limitaciones de la infalibilidad que el autor recuerda muy oportunamente en la introducción de la obra (pp. 20-23).
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