Vazquez Janeiro Isaac ,
Recensione: JOHN R.H. MOORMAN, Medieval Franciscan Houses ,
in
Antonianum, 60/1 (1985) p. 205-206
.
Sumario en espaņol:
El venerable Obispo anglicano de Durham (Inglaterra), Dr. Moorman, es suficientemente conocido y altamente estimado en el mundo franciscano por una serie de valiosos estudios, entre los que sobresale A History of the Franciscan Order (Oxford 1968). A perpetuar y a aumentar — si cabe — esa estima va a contribuir muy mucho sin duda alguna este nuevo volumen que presentamos, pues constituye un instrumento de trabajo que deberán tener siempre al alcance de la mano los que en adelante se dediquen a cosas franciscanas de la edad media.
Trátase de una lista alfabética, por orden de nombres de lugares, de las casas de frailes de la primera Orden (franciscanos) y de religiosas de la segunda Orden (clarisas), fundadas desde los orígenes hasta el año 1517, en que la primera Orden se dividió. Un total de 4.500 casas aproximadamente.
La obra está estructurada en dos partes: primera, casas de frailes (pp. 1-533); segunda, casas de clarisas (pp. 535-688). La primera parte va precedida por una introducción con sendos prólogos del Autor y del Editor (G. Marcil) y con las listas de abreviaturas y bibliografía, por separado (personalmente, las hubiéramos preferido unidas). Después de la segunda parte, vienen tres Apéndices: el primero, « Growth of the Pro-vinces »; el segundo, « Provinces, Vicariates and Custodies » (hacia la mitad del siglo XIV: 34 provincias con sus respectivas custodias, y 8 vicarías; en 1506: 47 «Observant Provinces» [?]); el tercero, «Alternative Place-Ñames », índice de nombres de lugares en latín con el correspondiente en vulgar, o de lugares con diversos nombres en vulgar.
Con un criterio metodológico bastante uniforme, para cada casa se ofrece, después del nombre vulgar, el nombre latino del lugar, el nombre de la provincia religiosa y de la provincia civil, la fecha de fundación y, eventualmente, de su paso a la reforma de la Observancia; se indican, cuando se conocen, los nombres de los guardianes; y se anota, invariablemente, la fuente de donde procede(n) la(s) noticia(s).
El lector encontrará aquí, no el resultado de nuevas investigaciones, sino el fruto de largas y pacientes lecturas. Las fuentes más frecuentadas y citadas son Gonzaga, Waddingo, el BF y las revistas clásicas del franciscanismo, además de otras monografías de historia franciscana a nivel nacional, provincial o conventual.
La perfección de este tipo de obras consiste en ser precisamente imperfectas. El ilustre A. es bien consciente de ello, cuando se parapeta con el « human touch » con que aquel editor milanés de 1510 quiso defender el Líber de Conformitate de Bartolomé de Pisa: « Non ignoro, studiose lector, interlegendum librum hunc, te nonnullos errores reperturum. Sed ne mireris: impossibile. enirn est aliter esse ». No procede, pues, el que nos detengamos aquí a denunciar errores que cada lector podrá ir corrigiendo dentro del campo de su respectiva especialización. Es más importante — y más justo — destacar que estamos ante una obra que constituye una amplia y segura base para ulteriores lecturas; y también un punto obligado de partida. En este sentito, la obra del Dr. Moorman diríase que, más que imperfecta, es perfectible, con el correr del tiempo: «crescet eundo ».
Con la sola intención de contribuir a su crecimiento, a su perfección, aunque sea en forma milimétrica, me permito señalar un nuevo convento de clarisas, no reseñado por el Dr. Moorman ni por las « fuentes » que él consultó: el monasterio de damianitas de Mayorga (diócesis de León, provincia de Valladolid), al cual Alejandro IV acoge bajo la inmediata protección de la Sede Apostólica con la bula « Religiosam vitam eligen-tibus», Viterbo, mayo 6, 1258, que hemos editado en «Documentación pontificia medieval en Santa Clara de Salamanca », Studia historico-ecck-siastica. Festgabe für prof. Luchesius G. Spatling OFM. Herausgegeben von I. Vázquez (Rom 1977) 404-405; allí se encontrarán también noticias documentales importantes sobre otros tres monasterios de clarisas: el de Salamanca, el de Toro y el de Astorga.
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