Fernāndez-Largo Jacinto ,
Recensione: MARIA DOLLY OLANO GARCIA. Monsenor Builes. El Hombre. El Apostol. El Mistico,
in
Antonianum, 56/1 (1981) p. 240-242
.
Sumario en espaņol: El libro que tenemos el honor de presentar constituye una elocuente y ulterior confirmation de las palabras evangelicas «Veritas liberabit vos », (Ju. 8,32).
Para que la persona humana alcance su plenitud sobrenatural es necesario que opere y padezca un vaciamento de Yo (Kénosis) y lo vaya identificando (metánoia) con el de Quien se nos ofrece cual Camino, Verdad y Vida. Opere con libre opción la negación egocéntrica a través de una ascesis continua; padezca las reacciones ajenas asimilándolas en orden a la santificación. La generosidad implicada en este realizarse cotidiano en concurso con la Gracia constituye la santificación que, cifrada en el Amor, no podrá menos de volcarse hacia el prójimo hasta el extremo heroico del paulino «impendar et superimpendar», (2 Co. 12, 15). La persona humana logra así fecundidad sobrenatural y, liberada por la Verdad, de mera relación natural dialogante pasa a ser miembro vitalísimo de la Iglesia, vehículo de Vida, célula regenerativa del Cuerpo Místico. En una palabra, deviene un santo, regalo de Dios adecuado providencialmente a las necesidades concretas de un momento de la Historia.
Tales reflexiones suscita la lectura de la obra, extensa y provechosa, de María Dolly Olano García, Misionera Teresita, hija espiritual del biografiado desde 1937. Embebida en la espiritualidad del Fundador por una convivencia de 23 años y un servicio de 17 como su amanuense, sin embargo no se deja cegar con sensiblerías afectivas ni empaña jamás la objetividad severa de los hechos. Cuanto la Autora aduce viene avalado por su presencia testimonial o por búsqueda fatigosa y honrada en fuentes documentales, reseñadas puntualmente al final de cada uno de los 22 capítulos.
El libro, de estilo fluido y correcto, queda estructurado en 4 partes que estudian la existencia densa y ajetreada del celoso Obispo de Santa Rosa de Osos (Colombia); su actividad de auténtico misionero — apostolado directo (5 fatigosas Visitas Pastorales entre 1926 y 1938); la fundación de 4 familias religiosas; sus cuitas al edificar el nuevo Seminario y erigir a a la Virgen de las Misericordias una soberbia Basílica; su luminoso magisterio con la pluma desplegato en 58 Pastorales — 11 de ellas dedicadas a la Iglesia y sus derechos inalienables; 17, a temas morales; 20, a exponer los errores modernos desde el liberalismo al engañoso señuelo comunista; su rica personalidad humana (el Prelado fue también músico nato que legó nutrido y variado elenco de composiciones, vde. págs. 388-389); y, en fin, los sufrimientos y pruebas que, como a todo elegido, lo acrisolaron: la pobreza con que cursó sus estudios eclesiásticos y vivió siempre; las injurias soeces e intentos de asesinato que le reportó su gallarda defensa de la Iglesia; las enfermedades reiteradas que fueron minando su robusta complexión; el doloroso y sonado conflicto con un párroco rebelde y demagogo que afligió su espíritu y aceleró su muerte. Huelga indicar que la Autora se explaya en describir la profunda espiritualidad de Monseñor, radicada en la formación eudista de la escuela francesa del Cardenal de Bérulle, en el sacrificio abnegado de Santa Teresita de Lisieux (su gran modelo) y centrada en amor encendido a Jesucristo en la Eucaristía y en la Cruz y en filial abandono hacia la Madre de Dios.
La figura egregia del Prelado Miguel Ángel Builes, nacido en 1888 y llamado por el Padre el 29 de septiembre de 1971, resplandece en todas sus facetas en este espléndido fresco que la Autora propone cual arranque de investigaciones futuras y le consagra con amor de hija y rigurosa competencia científica.
Quiera Dios glorificar al siervo fiel que supo ser todo para todos y haga que la entrañable Colombia se aproveche de los altos ejemplos y de la entrega apasionada de uno de sus mejores hijos contemporáneos.
|