Vazquez Janeiro Isaac ,
Recensione: REINHARDT, KLAUS, Pedro de Osma y su comentario ai Simbolo « Quicumque» ,
in
Antonianum, 53/3-4 (1978) p. 627-629
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Sumario en español: Pedro Martinez de Osma, « Oxomensis » (-j- 1480) fue un personaje importante en el otono médiéval. Catedrâtico de Prima en la universidad de Salamanca, dejo su nombre ligado a la historia del dogma por ciertas proposiciones sobre la confesiôn y las indulgencias que la Iglesia condenô como heréticas; en teología, depués de haber pagado tributo, en un primer momento, a las ideas del tiempo, se convirtió en un grande admirador de Santo Tomás y, a la vez, en implacable censor de ciertos teólogos contemporáneos que él calificó como « verbosistas ».
Modernamente, después que M. Menéndez Pelayo le dio un puesto entre sus « heterodoxos », Pedro de Osma vuelve a estar de actualidad; en el aspecto biográfico, le dedicó buenos estudios F. Marcos Rodríguez; desde el punto de vista literario, dieron a conocer su rica producción inédita J. Goñi Gaztambide y, sobre todo, F. Stegmüller, benemérito investigador de la teología española; y es precisamente el continuador de la obra científica de Stegmüller, K. Reinhardt, catedrático de la Facultad Teológica de Tréveris (Trier), quien nos sorprende ahora gratamente con el último, y digamos también más logrado, estudio sobre el célebre catedrático salmantino.
Trátase de la publicación, en versión castellana (que corrió a cargo de F. Domínguez, quien tradujo asimismo el original alemán del Prof. Reinhardt), del comentario de P. de Osma al Símbolo «Quicumque», obra editada en Segovia en 1472 y otras cuatro veces más en el siglo XV, y que constituye, sin duda, el primer libro teológico impreso en España.
Fuera de las 4 páginas proemiales de C. Romero de Lecea y de las 41 del texto, las páginas restantes recogen el estudio y las notas con que el prof. Reinhardt introduce e ilustra la figura y el comentario de Osma. En el primer capítulo Reinhardt somete a un ponderado examen la biografía de Osma y localiza y enumera sus obras publicadas e inéditas; en los dos capítulos siguientes analiza primeramente la estructura y contenido del comentario osmense en sí mismo y encuadra luego dicho comentario en la perspectiva general de otros comentarios del mismo tipo; los comentarios al Símbolo « Quicumque », que se proponían ofrecer una exposición de las verdades de la fe católica, constituyen, en el periodo de la escolástica, un género literario muy socorrido (hasta el presente se conocían unas 39 obras de este estilo; Reinhardt nos anuncia que tiene identificadas unas 30 más); en el capítulo cuarto (que es, a mi juicio, un capítulo precioso de historia de la teología española), Reinhardt conjuga las ideas del comentario de Osma con su problemática teológica de conjunto, y ésta, a su vez, viene estudiada en función de las corrientes doctrinales del tiempo, dominadas por el formalismo, el nominalismo y el conceptualismo dialéctico. Pedro de Osma, que en sus primeros años había militado en estas filas, una vez convertido a los «doctores antiqui», critica despiadadamente a sus correligionarios de un tiempo, a los que llama genéricamente «verbosistas»; que con este apelativo quiera Osma designar concretamente a los escotistas, parece difícil sostenerlo, toda vez que entre los « verbosistas » militaban también no pocos dominicos; de todos modos, las inquietudes del neoconverso tienden hacia una teología más positiva, más espiritual, más pastoral. Una vuelta, en suma, a la Iglesia primitiva y a los Padres. Para él, el último de los Padres es Santo Tomás. En esta perspectiva, ¿ cómo explicar la posición radical, adoptada en los últimos años de su vida, contra la doctrina oficial de la Iglesia acerca de la confesión y de las indulgencias ? Reinhardt reconoce que se trata de un problema difícil de resolver, pero añade: « no se puede hablar sin más de ruptura » (p. 59). De todos modos, lo importante es que Pedro de Osma se sometió sin demora al juicio de la Iglesia. Finalmente, si Reinhardt se muestra en los capítulos precedentes un documentado e inteligente conocedor de la teología del siglo XV, en el capítulo quinto, y último, de su estudio hace alarde de buen bibliófilo indicando puntualmente las ediciones incunables del comentario de Osma y los ejemplares que actualmente se conservan.
Me place subrayar la importancia del estudio del Prof. de Tréveris para la historia del escotismo en los siglos XIV y XV. « Hacia finales del siglo XV experimenta la escuela escotista en España un cierto auge» (p, 4748). Además de una amplia presentación del comentario al Símbolo «Quicumque» de Pedro de Castrovol OFM, un poco posterior al de Osma, el lector encontrará útiles informaciones sobre el carácter preferentemente escotista de otro comentario similar debido a un tal Petrus Optensis (1455) y sobre escotistas autores de « Formalitates », como Francisco de Maironis, Pedro Tomás «compostellanus» (cf. MS 35, f. 96v, s. XV, de la Bibl. de la Catedral de Oviedo), Juan Lopis de Valencia y otros. Uno de los mayores « verbosistas » salmantinos fue fr. Pedro de Caloca OFM, a quien Pedro de Osma ridiculiza a base de su apellido traducido al latín en esta forma irónica: «licet loca » (« Lz loca », en abreviatura, como leyó Stegmüller); no llegamos a comprender por qué Osma haya traducido la sílaba « Ca » por « licet », a no ser que haya querido dar a este vocablo el mismo significado que (¡ en ciertas ocasiones!) se le daba ya entonces en Italia.
Con la edición de este impreso incunable y de su estudio preliminar, la Colección « Joyas literarias » ha hecho honor a su nombre
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