Oviedo Lluis ,
Recensione: W. MARK RICHARDSON, WESLEY J. WILDMAN (eds.), Religion and Science: History, Method, Dialogue ,
in
Antonianum, 73/1 (1998) p. 162-164
.
Sumario en espaņol: Desde hace algùn tiempo se habla de «ciencia y religion» comò una disciplina autònoma o especialidad de frontera, en los limites entre la teologia y las ciencias fisicas y biológicas. En su desarrollo participan por igual materias filosóficas comò la metafisica, la epistemologia y la ètica, cuyas implicaciones en el diàlogo son in-negables. La producción bibliogràfica en las ùltimas décadas justifica sobradamente el interés por el tema, asi corno la oportunidad de hacer algunos balances y proyec-ciones de futuro.
El libro que presentamos se ajusta al programa de està nueva disciplina: «tender puentes» entre dos realidades teóricas con evidentes interferencias e interesa-das en un diàlogo interdisciplinar sugestivo y fecundo. Para elio los distintos capi-tulos ofrecen el status questionis del diàlogo o debate en curso, repartidos en tres campos concretos: el anàlisis histórico de los conflictos surgidos desde la moderni-dad; los problemas de mètodo y los campos mas relevantes abiertos entre el mundo cientifico y la reflexión teològica. La plantilla de autores que se encarga de repasar cada uno de los temas presentados recoge lo mejor de la especialidad e ilustra las distintas posiciones dentro de un espectro pluralista.
La primera parte, de caràcter histórico, repasa las dificultades que desde la di-ferenciación de la ciencia han llevado a una progresiva hostilidad con la reflexión cristiana. J.H. Brooke, C. Welch, W.J. Wildman y H. Rolston se encargan de pro-fundizar en las cuestiones históricas. Todos ponen de relieve que la representación de las relaciones en clave de conflicto es simplificadora y debida a divulgaciones re-ductivistas. Los autores sugieren vias para superar algunos de esos malentendidos, comò la adopción de epistemologias diferenciadas (Welch) y la necesaria bùsqueda de armonia ante los desafios comunes que afronta la humanidad (Wildman).
La segunda parte se dedica a las cuestiones metodológicas, que forman el ca-pitulo mas delicado del debate en curso. La revisión de las distintas posiciones ha sido confiada a N. Wolterstorf, N. Murphy, M. Gerhart y A.M. Russell, Ph. Clayton y S. Knapp, y organizada en dos rondas, para mostrar mejor las diferencias entre orientaciones especificas a la hora de enfocar el diàlogo. El primer modelo de relation ciencia-teologia puede ser denominado «pragmàtico»: se guia a partir de las interpretaciones mas convenientes a través de un proceso de reequilibrios en las fricciones que se observan entre las dos formas teóricas (Wolterstorff). El segundo responde al modelo «reticular» cuya paternidad se atribuye a Quine; se trata de buscar la coherencia entre distintas visiones del mundo dentro de una red compleja y global, en la que se introducen cada vez nuevos ajustes y se recomponen las conexiones tomando en consideración las implicaciones del sector ciencia y del sector teología en otras esferas del conocimiento, desde una perspectiva más bien apologética (Murphy). El tercer modelo es «procesual» y concibe el diálogo como una continua provisión por parte de la ciencia de representaciones y datos empíricos que enriquecen la percepción de lo «creíble» y ayuda a la teología a actualizar su discurso (Gerhart-Russell). El cuarto y último es más «racional», en el sentido de posibilidad de comprobar las formulaciones teóricas a través del test -también pragmático- que determina cuáles son las mejores explicaciones ante los resultados científicos en medio de una concurrencia de ofertas teológicas (Clayton-Knapp). Ni que decir tiene que existen divergencias sustanciales entre los modelos, que se hacen más explícitas en las críticas que formulan unos autores en relación a otros.
La tercera parte del libro es la más larga y ofrece seis escenarios concretos o «casos de estudio», en los que se verifica actualmente una fecunda relación inter-disciplinar entre ciencia y religión: cosmología y creación; teoría del caos y actuación divina; complementariedad cuántica y cristología; teoría de la información y revelación; biología molecular y libertad humana; y genética social y ética religiosa. Entre los colaboradores de esta sección se encuentran dos de los nombres más citados en la disciplina: J. Polkinghorne y A. Peacocke. Los temas son muy sugestivos, y plantean vías de acceso novedosas a problemas teológicos de siempre. Seguramente se encuentran algunos de ellos en estado de primera maduración y habrá que esperar aún a resultados satisfactorios, aunque los pioneros tienen a su favor el mérito de arriesgarse por campos hasta ahora inexplorados. Son especialmente sugestivas, desde ese punto de vista, las aplicaciones de la teoría cuántica de la complementariedad al dogma cristológico de las dos naturalezas, y de la teoría de la información a la revelación divina en la persona humana de Jesús, cuya manifestación puede ser entendida en términos de relación informacional con el Padre, dando una nueva lectura al misterio de la conciencia de Jesús y de su misión. Algunas de las conclusiones son discutibles, y de hecho todavía no hay consenso entre los mismos teólogos-científicos que colaboran en esta obra a la hora de interpretar de forma más teológica las premisas de la ciencia. Seguramente sería de gran ayuda un mayor diálogo con las otras tradiciones hermenéuticas dentro del campo cristológico y de la revelación, lo que permitiría discernir y profundizar estas aportaciones novedosas.
Por otra parte, algunos de los temas recogidos responden a una situación bastante avanzada del debate, como es el caso de la relación entre cosmología y creación, sobre el fondo de la secular discusión entre evolucionismo y creacionismo, lo que permite acceder a resultados más maduros. La influencia de la biología del altruismo en el campo antropológico-moral, es otro de los puntos que atrae la atención de algunos moralistas desde hace al menos 15 años; contamos con abundante bibliografía, y todo parece indicar que las posiciones están bastante definidas ante una cuestión de cierta complejidad. Quien conoce dicho debate puede sacar la impresión de que se simplifican demasiado las cosas, cuando, por ejemplo, se sacan las conclusiones de un discutido artículo de Trivers.
Nos encontramos ante una obra importante y necesaria, de gran ayuda para situarnos en medio del amplio panorama que hoy representa el diálogo entre ciencia y teología. La obra concluye con un apéndice con suficientes indicaciones bibliográficas para proseguir el estudio. Ciertamente una buena parte de las aportaciones registradas está sometida a la discusión y a ulteriores desarrollos, especialmente a causa de las diversas concepciones sobre el rol de la teología y su mayor o menor dependencia en relación con los datos científicos. Se echa de menos una valoración más crítica de la ciencia, especialmente de la cuestión de gran actualidad sobre los «límites de la ciencia», que condiciona sin duda el planteamiento del diálogo en curso. Quizás uno de los resultados más importantes de la obra reside en la toma de conciencia que provoca sobre la importada del diálogo interdisciplinar como método de elaboración teológica, así como el descubrimiento de loci theologiá nuevos que pueden ser de gran provecho para la elaboración teológica. De ello debería tomar buena nota la especialidad más apropiada para tal empresa: la teología fundamental, que en este caso tiene la oportunidad de reconstruir una de las facetas de la apologética tradicional desde una perspectiva nueva y más fecunda.
|